tag:blogger.com,1999:blog-76692480324999777622024-03-13T19:30:09.736+01:00LA EDAD ENCONTRADAEl Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comBlogger25125tag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-24915030357416884712022-11-17T18:18:00.000+01:002022-11-17T18:18:41.005+01:00<p> </p><p class="MsoNormal" style="background: #FCFFEC; line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjD8lRISJ1UkMRo1kOD5b1vZSgavYxa0KOiuFMYzUiE62zGGdkS8TVxdF7LTPp67f6baM5Stc4NQxG3oS2K9YGrpoxsC65vVGPqniyDno3pYvXNAVtmHMrrg4595AMBkYEBjF-Wj78iLEswnY3XvbjLQuUzwBGaGTajsi7ItMWrNQsi97H_6iF9jdTR/s1600/025%20(2).JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjD8lRISJ1UkMRo1kOD5b1vZSgavYxa0KOiuFMYzUiE62zGGdkS8TVxdF7LTPp67f6baM5Stc4NQxG3oS2K9YGrpoxsC65vVGPqniyDno3pYvXNAVtmHMrrg4595AMBkYEBjF-Wj78iLEswnY3XvbjLQuUzwBGaGTajsi7ItMWrNQsi97H_6iF9jdTR/s320/025%20(2).JPG" width="320" /></a></div><b><span style="color: #800180; font-family: times; font-size: large;">Ha llegado el naranja otoñal que
preludia al invierno,<br />
el quebrado naranja de las hojas que piso,<br />
caminando desnuda y esperando los hielos,<br />
ya se fueron los soles, ya se marchó el estío...<br />
ha llegado la brisa helada de las cumbres,<br /><br />
las tardes que adormecen, la nostalgia que invade,<br />
la añoranza de tardes calurosas y eternas,<br />
el recuerdo del sol entre amarillos valles.<br />
<br />
Ha llegado el quebrado naranja de las copas<br />
de árboles que erguidos permanecen,<br />
haciendo fortaleza contra el viento que arrasa,<br />
que destruye sus ramas y se lleva su pena.<br />
Naranjas otoñales, verdes que se suavizan,<br />
otoño, siempre eterno, en mis ojos te miro,<br />
y bendigo tu viento, y bendigo tus hojas,<br />
esas hojas naranjas que quiebro cuando piso.<br />
<br />
Silencio en el otoño, silencio en los caminos,<br />
silencio entre los mares, silencio entre los ríos,<br />
las aguas lentas pasan, el otoño las mece,<br />
las cuaja de hojas secas que arrastran su destino.<br />
Mi otoño azul, mi cruel otoño naranja,<br />
que me ha traído la edad de los grandes desafíos,<br />
de las palabras inconexas, creando mundos lejanos,<br />
creando ajenas penas y aquel amor tardío.<br />
<br />
El otoño sencillo, tranquilo y tan discreto,<br />
que pasa sin murmullos y te devuelve mío.-<o:p></o:p></span></b><p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p><span style="color: #800180; font-family: times; font-size: large;"> </span></o:p></p>El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-22082970632858889062022-08-09T13:36:00.000+02:002022-08-09T13:36:46.563+02:00<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">ADIÓS, OLIVIA, ADIÓS, SANDY</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5i5rLODC57EJygzIX6MCUPX26593Vz8AbNDoL-2mTvuU-X4K3_iR8e88zyUEVYsrt-VR7PGRHN81wdF7GUdKos5X2SGMqlFjbeDCjFKQU-ptiIBWIRhZocSqlJYWASk4YjEhk9PcVsz8SkK6vtEFu090gPV7bdFdo7oWOUtPsJD19AGPJbnZ6tvyS/s286/descarga.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="286" data-original-width="176" height="286" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5i5rLODC57EJygzIX6MCUPX26593Vz8AbNDoL-2mTvuU-X4K3_iR8e88zyUEVYsrt-VR7PGRHN81wdF7GUdKos5X2SGMqlFjbeDCjFKQU-ptiIBWIRhZocSqlJYWASk4YjEhk9PcVsz8SkK6vtEFu090gPV7bdFdo7oWOUtPsJD19AGPJbnZ6tvyS/s1600/descarga.jpg" width="176" /></a> </div> Tenía catorce años, estudiaba en Úbeda, estaba interna en el Colegio de las Siervas de Santa María, salía fuera hasta el Instituto San Juan de la Cruz, vestía uniforme y era la clásica niña timorata y tímida que va viviendo a retazos. Era un veinticinco de marzo del año mil novecientos setenta y nueve, día de mi santo, la Encarnación, la Anunciación, cualquiera de las dos advocaciones es válida. Mis primos de Úbeda me llevaron al cine. Estaba en la calle Real, ponían Grease. Y yo estaba toda nerviosa. Era la primera vez que iba a un cine que no fuera el de mi pueblo, con mis padres, muy lejano ya en el tiempo. Descubrí el mundo en aquel musical, en el que una timorata Sandy hacía sufrir con su recato al canalla Danny... Y soñé. Soñamos toda una generación, la que comenzó a usar pantalones pitillo de cuero, porque esas que somos ahora sesentonas o casi, todavía podíamos usarlos,<br /> sandalias con tacón de aguja, top ajustados y permanentes cardadas. Comenzamos a soñar con el chico canalla de turno. A mí me tocó tres años después, pero me tocó (jajaja), o yo le toqué a él, que también padeció el recato, pero que se lo ha cobrado con creces cuarenta años después. Olivia fue el ídolo, igual que antes lo había sido Marilyn. Ella era otra cosa, una treintañera convertida en adolescente mojigata que no necesitó tener diecisiete años para bordar su papel, para que todos bailáramos y todas nos enamoráramos de chicos embutidos en pantalones ajustados, tobilleros, arropados con cazadoras negras. Nació un estilo, lo creó ella. Pero Olivia se ha ido, como se van las estrellas, sin hacer demasiado ruido. A mí me ha dejado la sonrisa triste de la pérdida, el recuerdo de aquella noche, en la que llegué tarde al Colegio, un castigo, porque era Tiempo de Cuaresma y no se podían ver musicales, que para eso la niña Barrera moraba en un Postulantado, cosas de la época y de los papis, que no querían que, a los catorce años nos desbandáramos, y nos confiaban a la disciplina más férrea. Tuve que confesar al día siguiente. Reconozco que me sentí ridícula confesando que mi pecado era haber ido a ver un musical, claro que, en aquel musical la pretensión prioritaria de Danny Zuko era llevarse al huerto a la decente Sandy... Y fui feliz. Olivia me hizo feliz, me ha seguido haciendo feliz cada vez que escuchaba su suave voz... Adiós, Olivia, canta libre por siempre.<p></p>El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-80441005202206467312022-05-19T13:57:00.000+02:002022-05-19T13:57:19.995+02:00<p><b><i></i></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><i> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtBwf30q2bvcPETXHjxzxiiAaIrEyhfk1MhoN4wV-8JEWdqrjmf593qjqaBFEkB-Xf-sJwc5Jqz5C3xnAC34PI7N4pEMB7PztAn8sxY8JYqOsl2_qdp0-uGdgM8SKOxuyGbH-TJK2c55bclAHZR0t8lRNMRQTUZSOorh9MsGjl7zEQ5AzxPTcfOgE-/s960/279771880_5300798009976955_6034577390247601806_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="960" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtBwf30q2bvcPETXHjxzxiiAaIrEyhfk1MhoN4wV-8JEWdqrjmf593qjqaBFEkB-Xf-sJwc5Jqz5C3xnAC34PI7N4pEMB7PztAn8sxY8JYqOsl2_qdp0-uGdgM8SKOxuyGbH-TJK2c55bclAHZR0t8lRNMRQTUZSOorh9MsGjl7zEQ5AzxPTcfOgE-/s320/279771880_5300798009976955_6034577390247601806_n.jpg" width="320" /></a> </i></b></div><b><i> En un alarde de autoestima cincuentona me he decidido a comprarme un vestido. Esto, que es tan habitual en una mujer para mí es un auténtico y novedoso reto. Hace años que no luzco un vestido, a no ser que lo haya hecho en momentos puntuales, bien por algún evento que así lo requería o por imperativo estético en desfiles (sí, desfiles, porque las ballenitas también desfilamos, lo hacemos regulín más bien, pero nos esforzamos en hacerlo jajaja) que casi siempre iban para causas solidarias... Ahora bien, me armé de valor, calibré el poder de mis piernas, que es nulo ya totalmente, sé que están torcidas, que mis rodillas tienen agujeros negros insospechados y que camino como un pato, pero una servidora es osada y atrevida, y me dije a mí misma que ¿por qué no? Y ahí estoy, colgando el vestido en el armario, después de probármelo, de confirmar que los años hacen estragos... bueno, los años, los kilos y que yo, sinceramente, he pasado tres pueblos siempre de estéticas, todo hay que decirlo. Pero ¡oye! estoy feliz como una perdiz, no sé cómo responderá mi sensualidad femenina al trapo, porque, como digo, hace años y años que no me paseo meciendo caderas con una falda colgando, pero recurriré al amor propio, a la autosatisfacción del balanceo de las caderas, que no sé dónde caen ya, pero que deben de existir por algún lugar perdido de mi voluminosa anatomía, e imploraré al santo del día para que no olvide que llevo falda y me dé por<br /> cruzar las piernas estilo camionero, que decía mi padre, y pierda el pundonor mínimo que hay que tener para mantener el decoro... Pues eso, que me he comprado un vestido, algo que para el 99,99% de las féminas es un acto de normalidad y que, para mí, totalmente, es una novedad que me ha hecho ponerme la mar de contenta. Eso sí, no sé cuándo me lo pondré jajaja, se supone que tengo que estrenarlo, en algún momento tendré que armarme de valor y salir al ruedo, pero es que una es un poco tímida (y eso es totalmente cierto) y huyo bastante del sentido del ridículo, aunque ya, a mi edad, también ese sentido lo tengo un poco oxidado... Así pues, después de ver mi vestido (en colores negros, grises y blancos, totalmente discreto, sólo faltaría que llamara más la atención con colores chillones) estoy pensando en comprarme otro, que tampoco sé cuándo estrenaría, pero me ha hecho una ilusión tremenda ver, entre tanto pantalón, una cosa colgando que ha resultado ser una falda jajaja... Pues nada, mis queridas señoras, mis respetados señores, que el dilema no es tal. Un vestido no deja de ser un vestido, pero, eso sí, puede hacernos sentir felices, risueñas, bromistas o dubitativas. El caso es que enseñaré piernas, que resulta que tengo dos, como todos los mortales, están un tanto fuera del mercado ya, pero lo importante es que soportan mi tonelaje y me sirven para caminar, y hasta hoy, por suerte, siguen caminando bien. </i></b><p></p>El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-35585661736682313192021-11-16T17:57:00.001+01:002021-11-16T17:57:09.280+01:00<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><u>"¿Cuántas veces negaste la ayuda? ¿Cuántas veces la pediste?"</u></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQ37bd_qDTlgOL7VJxOeg4I13_he9PjLtANcP_rpcXMMSGSrxmF9VPXaJ3RjyjZP82UVxH1lpRPXxkOAX0bHhG5PzjNydztfqf39FAewKOAP_ljtxUGuyBOXwVuTLuvuiL7dV3cTuKfYs/s815/154102135_3955347211188715_44773148463331801_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="815" data-original-width="720" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQ37bd_qDTlgOL7VJxOeg4I13_he9PjLtANcP_rpcXMMSGSrxmF9VPXaJ3RjyjZP82UVxH1lpRPXxkOAX0bHhG5PzjNydztfqf39FAewKOAP_ljtxUGuyBOXwVuTLuvuiL7dV3cTuKfYs/s320/154102135_3955347211188715_44773148463331801_n.jpg" width="283" /></a></div> <span style="font-size: medium;"><i>De las charlas con las amigas se aprende mucho, sobre todo aprende una misma. Después de largos minutos hablando sobre decepciones propias, traiciones, puñaladas traperas y desencantos varios, esta mañana yo rematé mi diálogo alternativo con algunas dudas, no dudas para mí, que hace tiempo que las aclaré a mi propia persona, sino para quien sí se paró a pensar que, quizás, esas decepciones no son más que la respuesta que merecemos por nuestras (también) decepcionantes acciones. A ver, unas cosillas, si tú nunca ayudaste a quién sabías que necesitaba tu ayuda ¿cómo puedes esperar que luego lo hagan contigo? Si supiste de alguien que necesitaba compañía, que estaba sola, que le haría falta una salida, unas risas, unos momentos de cariño y de calor, y la ignoraste, y creíste que así estaba bien, que no te era necesaria ¿por qué luego, cuando te llega la vuelta de la moneda te sorprendes de que te hagan lo mismo...?</i></span><p></p><p><span style="font-size: medium;"><i>Nos hemos acostumbrado a ser el ombligo del mundo, a creernos más que nadie, a pensar, como decía mi abuela Tita "que todo se lo merece el santo por sus milagros", y no es verdad No podemos pretender que hagan con nosotros lo que no hicimos con el prójimo, y a veces, ese prójimo era demasiado prójimo. Somos egoístas por naturaleza, más concretamente, en ocasiones somos el monumento andante al egoísmo. Despotricamos sobre quienes, decimos, no nos han ayudado, cuando la realidad es que lo hicieron siempre que lo pedimos, hasta que todos nos cansamos de ser los tontos, pasamos a ser los malos, sencillamente porque pagamos con la misma moneda con la que nos pagaron cuando lo necesitamos... </i></span></p><p><span style="font-size: medium;"><i>Y así vamos caminando, a ratitos a pie y a ratitos andando. Pero siempre con quejas, porque quejarse es gratis, y porque además ¡qué demonios! porque todo lo merecemos, porque seguimos pensando que todo lo hicimos bien, porque aparte de egoístas somos soberbios... Deberíamos de darnos una vuelta por el concepto de autocrítica, por el pasado, por lo que pedimos alguna vez, cuando necesitamos las manos prójimas, y entonces, cuando seamos honestos con nosotros mismos y capaces que reconocer que pecamos de falta de caridad, tal vez, sólo tal vez, dejemos de ver tantas decepciones hacia nuestra persona y comencemos a ver las veces que fuimos los causantes de decepciones del prójimo...</i></span></p><p><b><u>(Encarni Barrera)<br /></u></b></p>El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-35763525441102134332021-11-16T17:39:00.002+01:002021-11-16T17:39:45.267+01:00<p> N<span style="background-color: white; color: #050505; font-family: inherit; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">ADA SE HA PERDIDO... (Reflexión cincuenteañera. </span><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: inherit; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">16 de noviembre de 2016)</span></p><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="background-color: white; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><i><span style="color: #050505; font-size: medium;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCqLe_Gc55cNo5dXfQWhcxHvgBnJ-Y_SeqtL_A5eaFU6LWx1AdIWh76fvj1X_sKXonTLa_O8kjHiaw_B1wfprdQThMDQ8kKeWF-56_kd7jP3hoa7ZiIUoRBAN-zzHmO7wJWb5ODMgJFXk/s584/blanco.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="584" data-original-width="502" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCqLe_Gc55cNo5dXfQWhcxHvgBnJ-Y_SeqtL_A5eaFU6LWx1AdIWh76fvj1X_sKXonTLa_O8kjHiaw_B1wfprdQThMDQ8kKeWF-56_kd7jP3hoa7ZiIUoRBAN-zzHmO7wJWb5ODMgJFXk/s320/blanco.jpg" width="275" /></a></div>Nada descubro si confieso que soy una mujer cincuentona, o cincuenteañera, como se suele decir hoy en día para mitigar los efectos nocivos sobre nuestra autoestima, bastante dañada ya por la cifra que revela nuestra edad. Tampoco descubro nada si se habla de menopausia en estos suculentos años llenos de confesiones íntimas, más o menos solapadas, entre memes (esa palabra tan novedosa en estas redes nuestras) varias o cartelitos alusivos. Así pues nada descubro de nuevo si me declaro cincuentona menopáusica, simplemente confirmo un “estado”, palabra también habitual entre las cuentas de facebook, esas que se cotillean a diario buscando y rebuscando. Confirmado todo esto, me confieso como tal… Eso sí, con la menopausia llegó el conocimiento exacto de aquellas profecías demoníacas de las que me hablaba mi abuela entre verbos incomprensibles y palabros extraños. He descubierto que poseo mil estados anímicos que se pueden concentrar en diez minutos de tiempo de reloj, pasar del llanto a la risa en décimas de segundo, del enfado a la euforia con el chasquido de un dedo. No necesito a ningún terapeuta que redirija mi GPS porque ni siquiera tengo conciencia del lugar en el que está ubicado. Soy menopáusica, no estoy enferma, ni demente, ni, por supuesto, se me ha desahuciado psicológicamente, simple y llanamente atravieso una etapa de mi vida que a algunas de las féminas les llega antes, a otras después, pero que a todas, todas, por muy veinteañeras que sean ahora, terminará llegando… ¿Mi opinión? Natural. He aprendido a convivir con mi insomnio, con mis risas alocadas, con mis temperaturas variables y mi humor inestable, con mis decisiones impulsivas, con el dolor de huesos, con la sorpresa al encontrar una compresa (con alas) de las que ya “paso” cuando voy al Súper, con mi sopor después de comer, con mis carnes que se abren paso a su libre albedrío… Total, que he aceptado que esto es así, pero… siempre hay un pero, he aprendido a reírme mucho de mí misma y de mis olvidos, de mis lapsus, de mis calores y escalofríos, de mis lorzas y de mis extrañas respuestas… Y he aprendido que las leyendas urbanas existen. No sé quién inventó que se pierde el deseo sexual, ni que existe esa sequedad vaginal que hay que aliviar con productos farmacéuticos. No hay violín desafinado, hay manos que no saben tocar, es distinto. La mayoría de las mujeres descubren con la llegada de la menopausia un sexo placentero, mucho más sereno, incluso más pasional, incluso más… descubren que el multiorgasmo existe, que no es una invención peliculera, descubren que ya no hay miedos, que la madurez trae experiencia, que basta vencer los obstáculos y los tabúes, basta convencerse de que aún se está en edad, más que nunca, que se puede seguir conquistando, que nada se ha perdido, que todo se ha ganado. La menopausia es una etapa, igual que la llegada de la pubertad, igual que la aceptación de la vejez, que está todavía tan lejos que yo, por supuesto, todavía ni vislumbro. La actual sociedad ha creado mujeres de cincuenta, recién estrenada su ansiada menopausia, llenas de vida, de sueños, de ilusiones, de deseo, y a quien le hayan contado lo contrario le han mentido descaradamente. Las secuelas físicas no son más que eso, físicas. Las mujeres que hemos entrado en la juventud de la madurez estamos descubriendo el mundo, que podemos caminar solas, que no necesitamos la aprobación masculina, que podemos ser coquetas y conquistar a señores maduros que descubren a través de nuestros ojos que todavía mantienen su encanto, igual que nosotras a través de ellos. Podemos enseñar porque poseemos experiencia, ya no nos dan gato por liebre, ya nos creemos las milongas que queremos sabiendo que sólo son eso, milongas. Menopáusicas alegres, con ganas, con sexo, con risas, con vida engarzada en sus michelines y en su dificultad para perder peso, las que se sientan y pueden aún cruzar las piernas y provocar un tsunami, lo somos; porque aquellas historias trasnochadas ya ni nos rozan, porque hemos crecido y nos hemos enriquecido, y hemos aprendido qué somos, por qué somos, cuándo somos y cuánto somos… Tengo cincuenta y siete años, voy que me pelo para los sesenta, seré sesentona, y estaré feliz de serlo, señal de que llegué, es el resumen de los años que la vida me ha regalado, espero que me regale muchos más, descubrir más, saber más, aprender más. Me duelen los huesos, me duelen los músculos, igual que a cualquier hijo de vecino, ellos también cumplen años, no son menopáusicos pero tienen sus crisis legendarias asociadas a su sexo y a su género, les espían las próstatas implacables y las calvicies prematuras, comienzan con sus miedos y sus complejos… Nadie es inmune al paso del tiempo, todo está en cómo lo enfrentamos, y, decididamente, yo estoy por la labor de seguir la estela de mi libertad recién aprendida, adquirida y disfrutarla, soy mujer, tengo mis años, tengo mis vivencias, tengo mis deseos, no se me apagó ninguno, sigo sintiendo, llorando, riendo, respirando, caminando… sigo en pie, tengo el valor que me doy, no espero más que alcanzar un peldaño más, y eso, con el corazón en la mano, puedo decir que me gusta mucho… </span></i></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><b><u><i><span style="color: #050505; font-size: medium;">(</span></i><i style="font-family: inherit;"><span style="color: #050505; font-size: medium;">Encarni Barrera)<br /></span></i></u></b></div></div>El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-62127984341077318142021-11-14T18:10:00.000+01:002021-11-14T18:10:25.550+01:00<p> LA PAJA EN EL OJO AJENO (Recuperando entradas del pasado)</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguvqt6Xe0Ow1Ldvm2vDSBkWxH8t01WMDKw9031Kcy73BRuxKoSD2TxFbkE1MmLIoJymZkk0-FZjl8V9yrPN25ATSAmKVj1ppvc3PEO-xPyBx7E6SblHW_GUxa0H5_N6_Z8qToc-W3y4fM/s817/verano.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="817" data-original-width="531" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguvqt6Xe0Ow1Ldvm2vDSBkWxH8t01WMDKw9031Kcy73BRuxKoSD2TxFbkE1MmLIoJymZkk0-FZjl8V9yrPN25ATSAmKVj1ppvc3PEO-xPyBx7E6SblHW_GUxa0H5_N6_Z8qToc-W3y4fM/s320/verano.jpg" width="208" /></a></div>Repasaba esta mañana otro refrán,
ya que comencé el melón lo mejor es seguir a ver si la cala resulta buena. Mi
refrán recordado hoy era ese que reza “Vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos
la viga en el propio”… ¡Este sí que es real como la vida misma! Pensaba en lo
complejos que somos los humanos, esos seres bípedos que tenemos un cerebro que
piensa pero que, en la mayoría de los casos, nos dejamos llevar por instintos
tan bajos que están alojados en los sótanos de nuestros extramuros, que
intentamos ocultar de las miradas ajenas, porque si los sacáramos a la luz el
resto del mundo mundial sería testigo de nuestras miserias más pestilentes. Los
humanos hemos adquirido el poder de olvido con una facilidad tan pasmosa como
injusta. Olvidamos hechos que acontecieron en nuestra vida, situaciones y actos
que, si los expusiéramos ante el Sanedrín de nuestros allegados, igual eran tan
enjuiciables como condenables. Los olvidamos porque necesitamos olvidar para
culpar a otros, o criticar a otros, o enjuiciar a nuestra vez a otros. Nos
creamos la ilusión de que nacimos ayer, damos carpetazo a pasados que pudieran
acarrearnos el asombro negativo de nuestros semejantes. Vemos esa paja
minúscula que consideramos indecente, amoral, distinta, rara, esa paja que se
sale de la generalidad de la que, a estas alturas de nuestra vida, hacemos
gala, olvidamos que, tal vez, en algún momento de nuestra vida nuestro
comportamiento fue el mismo que ahora nos permitimos criticar. Olvidamos. Verbo
Olvidar. Perder el recuerdo. Lo perdemos en ocasiones a sabiendas de que es
necesario que lo hagamos, porque nuestra situación actual ha variado, hemos
formado parte de la manada tranquila, esa que es cuasi perfecta, la que no se
permite resquicio para actos impuros o impúdicos. Olvidamos porque hemos
realizado esos actos y somos conscientes de ello, pero es más fácil fijarnos en
las actitudes que ahora, a estas alturas en las que nosotros somos inmaculados,
podemos reprochar a otros. Olvidamos que, quizás nuestros abuelos, nuestros
padres y (¡quí lo sá!) nuestros hijos, pueden tener tachones, esos que tapamos
a ojos y oídos ajenos, esos que ocultamos, los mismos que igual nosotros hemos
realizado, tal vez hemos “saqueado” a personas en busca de un interés personal
aprovechando su debilidad, puede que hayamos mostrado intimidades en juergas a
allegados que ahora pedimos al Cielo clementemente que no recuerden. Y en ese
intento de olvidar todos esos actos olvidamos que el mundo mundial y nuestro
entorno tienen memoria, que al igual que nosotros recordamos hechos de otros
para lanzarlos a la cara los otros recuerdan los nuestros y podrían
lanzárnoslo, olvidamos que, tal vez, hay quien calla porque no es propenso al
juicio sumarísimo al que sometemos a terceros, que tal vez nos están perdonando
dilapidar esa fama que hemos intentado crearnos de personas “decentes” cuando
sabemos que no lo fuimos tanto… La paja en el ojo ajeno. La manía persecutoria
del otro. El vilipendio gratuito, ese que nos hace ofender en redes sociales,
insultar, menospreciar, humillar. La creencia de que, efectivamente, nosotros
estamos libres de “polvo y paja”, paja en el ojo ajeno. Y en este valle de
lágrimas libre no hay nadie. Todos tenemos algo de lo que nos avergonzamos,
algo que queremos olvidar, santo verbo que nos persigue mientras intentamos desacreditar
a otros… Hoy pensaba en ese paseo que deberíamos de darnos por nuestro
extramuros<br />, por nuestro sótano, en el que ocultamos actos deplorables, en el que
hemos querido ocultar hechos realizados porque nos interesó, porque nos
apeteció, porque creímos que nadie lo sabría jamás, y olvidamos (de nuevo
olvidar) que hay ojos que ven, aunque haya bocas que callen. Hay quien sabe de
nuestras impurezas y escuchan sorprendidos cómo hablamos de las de los demás.
La viga en el propio. Esa viga que nos puede dar de lleno en la boca, que nos
la puede tapar con tan sólo unas palabras de quien sabe y calla, de quien
conoce y mantiene el silencio de la discreción… Somos los humanos tan necios
que nos comportamos como si fuéramos santos varones y santas mártires, como si
nuestra vida fuera ejemplo, como si pudiéramos levantar la mano y lanzar la
primera piedra porque nos creemos libres de pecado. Y aquí, por suerte o por
desgracia, libre de pecado ya no queda nadie. El pasado puede explotarnos en
nuestra propia cara. Basta que apretemos las tuercas, que nos afanemos en la
dilapidación de otros para que haya una mano que blanda el pergamino en el que
están escritos nuestros pecados, esos por los que vendimos nuestra alma al
diablo para que jamás se conocieran, y olvidamos (de nuevo olvidamos) que el
diablo se vende al mejor postor y pudo haber entregado nuestros secretos más
indignos a nuestro peor enemigo, ese que espera pacientemente, el que sabe que
todo llega, que puede llegarle su tiempo y su hora y subirnos al cadalso para
poner nuestra cabeza en la guillotina… Nadie ve la viga en ojo propio, la
necedad nos lo impide, vemos la paja en el ojo ajeno porque así es más fácil
redimirnos de los pecados cometidos por nosotros mismos, porque culpando a
otros intentamos dictarnos la sentencia de la inocencia, y olvidamos (de nuevo)
que la vida es larga, que no es cuestión de diez años atrás, que cuando se ha
conseguido la cincuentena tenemos muy largo recorrido y que este mundo que
creemos enorme, en el fondo, es sólo un pañuelo (que también dice otro refrán)…
<p></p>El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-21258598220034253172021-05-02T17:42:00.000+02:002021-05-02T17:42:47.204+02:00<p> </p><p class="MsoNormal"><i></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiahzLRJTL7a-YlCeMeuAVcnaATaNgNyEOpUEvxJYURN6q2MpzfQvLucE2pEY1Nm3CmtklAY6jOyrovWY6lxC-JHbz_n28vvHZT6Oh0SjK0dClWbVvJMuvI7a2J745qtl3TaE1DhSLw9Fo/s960/151348810_3930162573707179_2943625890232281855_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="933" data-original-width="960" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiahzLRJTL7a-YlCeMeuAVcnaATaNgNyEOpUEvxJYURN6q2MpzfQvLucE2pEY1Nm3CmtklAY6jOyrovWY6lxC-JHbz_n28vvHZT6Oh0SjK0dClWbVvJMuvI7a2J745qtl3TaE1DhSLw9Fo/s320/151348810_3930162573707179_2943625890232281855_n.jpg" width="320" /></a></i></div><i><br />Madre.</i><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i>Fui madre por primera vez a los
veintiocho años, no era una niña para aquellos tiempos en los que a los
veinticinco tenías que estar casada y, a ser posible, ser madre. Luché mucho
para tener mi primer hijo. Me convertí en una madre primeriza, de esas
competitivas, el peso del niño, la estatura del niño, la primera palabra, el
primer diente, los primeros pasos… Una lucha titánica que deja agotadas a las
mamis novatas, aunque se lo nieguen, negarlo no va a evitarlo, todas hemos pasado
por eso, es ley de vida, las comparativas entran dentro del pax de primera
maternidad. Aprendí a hacer potitos, a tomar temperatura del agua, a lavar a mano
prendas minúsculas, luego aprendí a curar heridas, a valorar chichones, a
ignorar rabietas. Aprendí a decir no, con rotundidad, a dar dos opciones y que
se escogiera una. A castigar, a morderme la lengua para no gritar demasiado, a
leer cuentos mientras se entornaban los ojos, a pasear cogiendo una manita
alrededor de columpios. Aprendí a salir del trabajo corriendo, porque un
diminuto hombrecito de cuatro años me esperaba sentado en el último escalón del
colegio. Aprendí a VIVIR…<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Fui madre por
segunda vez dieciséis años después, con cuarenta y cuatro años. Ya no tuve que
arrastrar con la competitividad, me entregué a la paz y a la complacencia de
ver crecer a mi hijo, sin tensiones ni presiones, sin campeonatos para ver si
estaba más alto, más gordo, o había hablado antes. Me sirvió mucho mi
entrenamiento de tantos años atrás. Pero sí descubrí, de nuevo, que estaba
VIVIENDO… Tenía la edad de esperar a los nietos, pero la vida decidió
sorprenderme con mucha más generosidad. Ahora tengo en casa a mi “alter ego”,
una copia de mí misma que me replica, me discute, me enerva los nervios, me
abraza y me besa como nadie, me aprieta contra su hombro y me dice que me quiere…
Y aprendí que, después de todo, eso es lo único que vale la pena, eso es lo
mejor que tiene ser Madre. El recorrido, el trayecto, verles crecer, a su
ritmo, con sus ganas, con sus tiempos. VIVIR con ellos lo que ellos nos dejen,
porque también aprendí a que les di la vida para que volaran.</i></p>El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-7676182089945609442020-10-21T21:03:00.000+02:002020-10-21T21:03:22.379+02:00UNA PURA ANÉCDOTA...En Dethlon he aprendido a cobrarme a mí misma. A través del teléfono he aprendido a describir sintomatología para que, con una simple llamada, me diagnostiquen. El cajero se ha convertido en el banquero que antes te saludaba cuando te acercabas a la ventanilla. Y así, paso a paso, nos estamos automatizando que es una barbaridad... Vivo en un pueblo, también pasa en las ciudades, supongo, pero en los pueblos nos conocemos todos, afortunadamente en este caso. Y un buen día te encuentras a un señor mayor instalado pacientemente frente al cajero, con el papelito correspondiente en donde lleva anotada una clave. El buen hombre mira la pantalla, mira el papelito, vuelve a mirar la pantalla, se gira, busca a algún transeúnte conocido (o desconocido pero que tenga cara de buena persona) y entonces se dirige a una y le dice "Muchacha... (lo de muchacha ya te sube la moral siendo como eres conocedora de tu edad) ¿me puedes ayudar a sacar dinero de este chisme?"... Y entonces una se pregunta hasta qué punto esta descarnada y descarada automatización nos está afectando. Amablemente, mascarilla en rostro, intentando no acercarme demasiado, le explico cómo funciona el cajero, unos simples pasos (para mí, claro), y el hombre, que debe de andar por los ochenta y tantos largos, me mira con el gesto de no comprender. Han eliminado cajas en grandes almacenes, han cerrado centros de salud, han reducido personal en los bancos, luego está el caso de los docentes, que tienen que luchar contra clases con saturación dada la situación. Pero a mí, lo que realmente me entristece es que el buen señor (bueno de verdad, de esa noble estirpe que sacó a un país de una post guerra durísima) esté allí, con su papelito, confiando en la buena fe de la persona a la que pidió ayuda, explicándome que tampoco se aclara con Salud Responde (que responde poco, la verdad), y contándome que se hace un lío con las teclas de un cajero que carece de dispensador de gel, eso sí, en los parquímetros no importa que se use gel, esos botoncitos no contagian. Le saco el dinero, le devuelvo el papelito, me da las gracias, y veo su mascarilla, le indicó que debe de taparse la nariz, porque puede contagiarse a través de las vías nasales. Y el hombre bueno, con una sonrisa en los ojos me comenta que, después de todo, si él se muere ya tiene edad. Y me da tanto qué pensar que me tiembla el alma. Hemos abandonado a toda esa generación, de una forma u otra. Los hemos abandonado a su suerte, con sus citas telefónicas, con sus confinamientos a solas, con sus teclas bancarias, con sus dolamas descritas a médicos que no les ven. Y así estamos... Les hemos abandonado. Se fueron muchos hace meses, quedaron otros que han tenido que aprender a sobrevivir, o a pedir, educadamente, como son la mayoría, que alguien les ayude a caminar por este mundo extraño que, al final de sus días, les ha tocado vivir... Pura anécdota que me apetecía contar, porque ellos lo merecen.<div><br /></div><div>(Foto de 2014. Cádiz. Monumento a la Constitución de 1812)<br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQx8paSownqhyQqyKAkCiyOXcYrAk47ElXNiFpT1dlP8Wc7r74uogVsYJbva4Zzayt-pfLQOBfYNEDbk5b-AAs0eH1xAdLE-aezKHZSS5d7JyEwTeEkCmOXjxwUXpl_L2qbfbCR8XXnjg/s960/559572_349316128458526_1481126275_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="960" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQx8paSownqhyQqyKAkCiyOXcYrAk47ElXNiFpT1dlP8Wc7r74uogVsYJbva4Zzayt-pfLQOBfYNEDbk5b-AAs0eH1xAdLE-aezKHZSS5d7JyEwTeEkCmOXjxwUXpl_L2qbfbCR8XXnjg/s320/559572_349316128458526_1481126275_n.jpg" width="320" /></a></div><br /></div>El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-59775129616779268842020-10-20T17:11:00.000+02:002020-10-20T17:11:14.899+02:00ESA EDAD PERDIDA...<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3irGaOE7klyjUUylIFrusj51C6Vh-JVdlzgPrPNg1SJH19R7fGmWV0SYgUpK6a53hEKA_oNRenU0NHOKnVSKWrlnTmFGzF9_ZA1De4zZSFuvcysu1gec897nitDzNTAclHIgl-m5iHgk/s960/CASCADA.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="576" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3irGaOE7klyjUUylIFrusj51C6Vh-JVdlzgPrPNg1SJH19R7fGmWV0SYgUpK6a53hEKA_oNRenU0NHOKnVSKWrlnTmFGzF9_ZA1De4zZSFuvcysu1gec897nitDzNTAclHIgl-m5iHgk/s320/CASCADA.jpg" /></a></div> Hace más de cuatro meses que no escribo en este Blog que, hace la friolera de más de siete año creé, que luego eliminé, que ya tenía una cantidad estupenda de visitas, pero que, a fin de cuentas, no era más que un espacio en el que divagaba y me esparcía por mis propios dominios internos. Y hoy decidí que era el día del regreso. Cambié el título y lo he llamado La edad encontrada, tal vez porque estoy ahí, en esa edad que encontré sin buscarla, como nos suele suceder a la mayoría. Un buen día nos despertamos y ¡zas! nos damos cuenta de que nos hemos encontrado con una edad con la que no contábamos. Y así estoy, disimulando, como casi todo el mundo, y haciendo que sé hacia adónde voy y de dónde vengo... Craso error, rara vez lo sabemos, aunque presumamos de ello y se nos llene la boca de autosuficiencia. No lo sabemos hasta ese momento en que nos encontramos con la edad que habíamos perdido... Es otoño, meteorológicamente y para mí también cronológicamente, es un otoño extraño este, en el que andamos perdidos, saturados, enfadados, atemorizados, decepcionados. Un otoño gris que nos llegó de una primavera que no floreció y un verano restringido y medido con metros de separaciones y mascarillas que nos han tapado la sonrisa. Hemos aprendido a hablar con los ojos, a sonreír con la mirada, ya era hora. Aunque hayamos tenido que aprenderlo de esta manera tan demencial... Es otoño, una edad encontrada en un otoño desangelado y distante. Pero aquí estamos. Vivos. Y aquí estoy, sentada frente a las cuatro esquinas del ordenador, buen compañero de estos días que se barruntan difíciles y más grises si cabe, escribiendo sobre edades encontradas. Dispuesta a contarme a mí misma qué ha sucedido durante estos cuatro meses, dispuesta a narrármelo a mí misma, porque si pienso que alguien va a leer esto me entraría la timidez despistada del "no quiero que lean mis entrañas" y entonces no sería yo misma... Así pues, tras esta explicación que sólo a mí importa, por aquello de excusarme para volver a escribir, doy por recomenzada mi manía de reflexionar, narrar, reírme y llorar. Opinar, criticar, divagar y hablar de temas normales que les suceden a personas normales, por mucho que los egos de los que escribimos nos griten que nosotros, los que escribimos para mucha, para poca o para ninguna gente, somos seres que hablan de temas extraordinarios, interesantes y trascendentales... Bueno, yo, como escribo para mí, me puedo permitir el lujo de escribir de lo que me dé la gana, y así lo haré, porque para bien o para mal, encontré la edad que no buscaba, y esa edad acaba de hacerme libre.<br /><p></p>El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-77311412034619238752020-06-11T16:19:00.001+02:002020-06-11T16:19:06.154+02:00VUELTA A CASA... (Recuerdos)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-bottom: 6px;">
Después de tres meses, hoy regresé...</div>
<div style="background-color: white; color: #1d2129; display: inline; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-top: 6px;">
Me ha costado horrores abrir la puerta y una vez en el pasillo respirar. Escuché la voz de mi padre perdida por el hueco de la escalera, vi a mi madre en la cocina, la puerta de la terraza abierta, corría el viento y la cortina se movía, y mi madre canturreaba. He pasado con miedo al pequeño saloncito que hizo las veces de dormitorio cuando mi padre ya no pudo subir escaleras, la habitación desde la que se fue, y me he visto en fotos en blanco y negro mientras el polvo lo cubre todo, y la humedad. Habrá qué hacer algo con eso. He recorrido los juegos de café de mi madre dentro del aparador, y un pequeño festón de ganchillo rematando las baldas. Esos vasitos de licor con líneas azules y doradas que deben de tener sesenta años y que están como cuando me marché. Envejecí yo, pero no la máquina de coser con su hule de cuadros marrones, ni la foto de mi tía en blanco y negro colgada en un pequeño marco romboidal. Y el tiempo se ha detenido. La voz de mi padre me acompaña en cada paso, como si hubiera bajado los peldaños despacio, para acompañarme en el recorrido hacia mi pasado. Mi madre ya no está en la cocina, me ha dejado el paso libre, mi sonrisa al ver la mesa bajita pintada de blanco arrinconada junto a una fregona detrás de la puerta, la misma que he cruzado para salir a la terraza y respirar la vida. Recuerdo cuando aquella terraza no existía, se descendía con cuatro escalones desde la pequeña cocina a un corral que siempre tenía la hierba alta, en donde yo me escapaba a leer, cuando la casa todavía era un proyecto y se mantenía tal y como mi abuelo la compró. Es mi casa. Ahí está el sudor de mi abuelo, que la disfrutó poco porque una guerra dura e injusta lo dejó en Pozoblanco, después de un bombardeo. Ahí está mi abuela Tita, que volvió a ella cuando su vejez la dejó sola y sus piernas se negaron a seguir empujándola. Y ahí están mis padres y sus sacrificios De ahí salí para volar, primero a Granada, luego a Mallorca. Y ahí he vuelto, porque a veces es necesario volver al lugar en el que fuimos felices. Y porque, cuando la vejez asoma, como hizo mi abuela, es bueno retornar a la tierra en la que se desea descansar. Me sigue el eco de la voz de mi padre, de las ocurrencias de mi abuela, las risas de mi hermana, las canciones de mi madre. Me siguen las lágrimas de despedida y las de regreso. Los abrazos tímidos, porque los hombres no lloran. Me siguen mis secretos, mis cartas adolescentes releídas mil veces tumbada en la cama. Mis impacientes esperas del correo. Mis acompañamientos hasta la esquina de abajo. Me sigue mi vida. La misma que dejé guardada aquí, para recuperarla cuando el destino quisiera.<br />Antes de salir he lanzado un beso al aire, sé que lo recibirán. He cerrado con la emoción del hasta pronto y la satisfacción del regreso. Se ha quedado dentro una regañina de mi padre por llegar tarde, un bolero de mi madre mientras lavaba, una historia de mi abuela refrescando la boca con su jarrito de agua y una falda de cuadros movida con aire por las piernas largas de mi hermana. Y dentro me he quedado yo. En definitiva, lo queramos o no, somos lo que hemos vivido, el pasado está en nosotros, hay pasados a los que merece la pena volver y los removemos hasta encontrarlos, y los hay incómodos de recordar y nos esforzamos en olvidarlos. Creo que me siento orgullosa de querer regresar en un porcentaje rotundo a mis pasados, porque todos me hicieron recordar abrazos, besos, canciones, juegos, y sobre todo amor. La llave ha dado dos vueltas, he observado que las persianas estén bajadas, y, como siempre hice, he comenzado a bajar la calle sabiendo que dejo atrás mi hogar, el mismo al que regresaré.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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</div>
El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-1697210497356487192020-05-16T16:53:00.002+02:002020-05-16T16:53:40.911+02:00RECAPITULANDO... (Reflexión personal)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="_3x-2" data-ft="{"tn":"H"}" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; orphans: 2; text-align: start; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 2; word-spacing: 0px;">
<div data-ft="{"tn":"H"}" style="font-family: inherit;">
<div class="mtm" style="font-family: inherit; margin-top: 10px;">
<div style="font-family: inherit; position: relative;">
<div class="_1ktf" data-ft="{"tn":"E"}" style="font-family: inherit; margin-left: -12px;">
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<br />
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<div style="display: block; font-family: inherit; margin: 0px 0px 6px;">
He avanzado hasta mis cincuenta años y cuatro años sin darme cuenta, no me reconozco en esa niña de las fotos en blanco y negro, ni siquiera en la adolescente con los primeros colores del papel del pasado, no me reconozco ya en casi nada. He ido superando temores, olvidando consejos ajenos y creando mis propias advertencias; he ido seleccionando momentos, uno a uno, desechando los que me dañan, mimando los que me hacen sonreír para no olvidarlos nunca. He aprendido a aparcar<span> </span><span class="text_exposed_show" style="display: inline; font-family: inherit;">tareas improductivas para mis emociones y para mi mente y centrarme en las que me llenan el corazón y en las que me ponen sonrisas. He aprendido el valor de los horizontes abiertos, sin límites… Sin límites…<br />Me he embarcado en tantas dimensiones desconocidas que he roto normas, que he desafiado al mundo y a mi misma, que no sé si vencí, que no sé si perdí, pero sé que respiré, que sufrí, que avancé, me da miedo la niebla, es como si un fantasma me envolviera y no supiera si va a dejarme de nuevo en mi mundo táctil y palpable, lleno de certezas, esas que todos tienen y que reparten, tantas certezas y tantas incertidumbres por mi parte. Dudo de todo, tengo dudas hasta de si estaré viva mañana. Los años te enseñan a que mañana tal vez no exista. He desaprendido la beatitud propia y las creencias absolutas, me he ido alejando de sepulcros blanqueados y de gestos trasnochados y obsoletos, me he ido alejando de apegos que creí anexionados para siempre… He asimilado que no hay nada perfecto, que es bueno dar tiempo, contar hasta diez, que no es necesario decir lo que se piensa si con eso vas a dañar, vas a herir, que las verdades sólo son necesarias cuando son imprescindibles. He aprendido a callar a pesar de hablar mucho, soy mujer de largos silencios aunque no lo parezca. Me he conocido llorando a solas por un recuerdo, tejiendo conversaciones imposibles que nunca se llevarán a cabo. He aceptado que a una pregunta mía no siempre tendré la respuesta deseada, que esa respuesta me puede hacer doblar de dolor… Aprendí que mis secretos los guardo yo, que un secreto no es un cotilleo, ni un comentario, ni siquiera una crítica, un secreto es lo que el corazón guarda y preserva del mundo… Mis caminatas me enseñaron a ver puestas de sol, saber que mi vida comienza a ser así, una puesta de sol, pero que depende de mí cómo me oculte, cómo vaya apagando mis rayos, que calenté a quien deseó acercarse, que intenté no quemar pero que tal vez lo hice… Caminar, caminar siempre, tropezar durante el camino, caer, levantarse, sacudir el polvo, alzar la vista y saber que nos queda mucho, que no hay límites, que la niebla no nos engulle, y que, como decía Nino Bravo, la alambrada sólo es un trozo de metal…</span></div>
<div class="text_exposed_show" style="display: inline; font-family: inherit;">
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(Encarni Barrera)</div>
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El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-70369347536337894732020-03-14T17:23:00.002+01:002020-03-14T17:23:41.896+01:00MI RESUMEN DE UNA CRISIS (Reflexión personal)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="" data-block="true" data-editor="dq8il" data-offset-key="4apvj-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; white-space: pre-wrap;">
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<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="fpeh0-0-0" style="direction: ltr; position: relative;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu2CI87wRNI48fCNE96L0FnS2kAWeeZizjBkLT_gseIQSNGUaQ0X38DcllXXJzrVCvpkCnNZ_HZ4KTKDIhB7SX7NFvQV23yKs3jwkhnhHv6fkeMR7Ip5g-I2j_Rt2I4CcyA1OC1R14Vys/s1600/10599664_755201414536660_9127405822268547295_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="429" data-original-width="359" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu2CI87wRNI48fCNE96L0FnS2kAWeeZizjBkLT_gseIQSNGUaQ0X38DcllXXJzrVCvpkCnNZ_HZ4KTKDIhB7SX7NFvQV23yKs3jwkhnhHv6fkeMR7Ip5g-I2j_Rt2I4CcyA1OC1R14Vys/s320/10599664_755201414536660_9127405822268547295_n.jpg" width="267" /></a><span style="color: #1d2129; font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">China nos cogía lejos, tanto que veíamos lo que pasaba como algo imposible de que nos llegara hasta la tranquila España, que lo único que ocupaba la mente eran los debates políticos, las desacreditaciones y los insultos... Y llegó a Italia, bueno, todavía no nos tocaba, esas cosas les pasan a otros. Aquí teníamos un Gobierno muy sensato, muy apto y muy preparado para grandes crisis, no había más que ver cómo estaba gestionando todas las crisis que tenía encima de la mesa. Con no aparecer es suficiente... Y un buen día, en España, ese país lleno de entendidos políticos que se sacaban los ojos por sus líderes, se vio inmersa en un contagio masivo. Los vuelos desde Italia llegaban tranquilos, y desde aquí, como somos así de valientes, nos íbamos a Italia de viaje de placer porque, total, no pasaba nada más que una gripe. Y como somos intocables a nosotros no nos iba a contagiar. Y así fuimos celebrando manifestaciones, cenas, reuniones, nos relacionábamos porque el sentir español es así, simpático por naturaleza... Y un buen día, cuando no se habían cerrado fronteras aéreas, cuando no se habían prohibido concentraciones masivas, cuando todos andábamos felices, se nos decretó un estado de alarma. Comenzaron a decirnos lo que teníamos que hacer, y los hospitales se llenaron de contagiados, y no sabíamos cómo, tan listo como somos y no sabíamos cómo. Y ahí estaban los médicos, los enfermeros, los sanitarios, explicando lo que los responsables políticos tardaban en hacer. Y antes de cerrar Madrid, centro neurálgico del contagio, se decreta la alarma y un montón de personas, igual de inteligentes que las que viajaron a Italia en plena crisis por puro placer, se extendieron por zonas que intentaban sobrevivir a la alarma. Y hemos atacado supermercados, nos hemos empujado, insultado, hemos aprendido a pelear entre nosotros por un rollo de papel higiénico, lo que menos aprendimos es a calmarnos y a permanecer en casa. Nos vamos a la playa, seguimos con bares abiertos, porque, eso sí, la forma de ser española es así. Y aquí estamos, actuando, a veces, como auténticos imbéciles, nada nuevo, copiamos los patrones políticos, porque si copiaramos los patrones sanitarios otro gallo nos cantaría. Pero solemos copiar a los más chulos e ignorar a los empollones de la clase, también muy español... Estamos confinados, porque quienes tenían que haber tomado medidas a mitad de febrero nos dijeron que no pasaba nada, y no aprendemos, nos pasamos meses escuchando a Zapatero y su "recesión" y sus brotes verdes y nos comimos una crisis asesina, y hemos vuelto a hacer lo mismo. Y esta es mi opinión, desde casa, tranquila y haciendo caso a los empollones, que son los que están informando a la población, ese personal sanitario que se está dejando la piel con pocos medios para que cuatro descerebrados se escapen a las playas y sigan sus vacaciones, mientras los pequeños autónomos tiemblan de cómo va a ser su vida después. Y aquí estamos, invadiendo supermercados y agotando el papel higiénico y empujando al resto de los mortales... Yo me quedo en casa, no sé si es lo correcto, lo hago porque los sanitarios me lo piden, si me lo pidiera el Gobierno me lo pensaría, porque no se han enterado de que la puerta de toriles estaba abierta hasta que el toro nos ha dado la primera gran cornada. Una crisis sanitaria, y jóvenes universitarios en las redes diciendo que saldrán de fiesta, son pocos pero los hay, y pienso que esos, precisamente esos, será la clase política del futuro, para los que nunca pasa nada. Cuesta tan poco cumplir cuatro normas de nada que me sorprendo que haya quien no pueda cumplirlas porque se agobia: estar en casa, lavarse las manos, no sociabilizar durante quince días... o terminar en un hospital donde no sabemos si podremos ser atendidos, porque los profesionales también se enferman, están agotados y tienen bajo su conciencia decidir quién va a disfrutar de un respirador y quién no, según su criterio de supervivencia, y eso es muy duro. No hemos aprendido nada, porque de esto o salimos todos o nos vamos a lamentar todos. Los que que han cogido el coche para salir de Madrid también. Los responsables de personas mayores (padres, tíos) y les dejan salir a charlar al parque con sus amigos de ochenta años también. Son quince días, los que deberíamos de utilizar para pensar en todo lo que hemos disfrutado hasta ahora, de cómo podemos volver a la normalidad pronto, de cuánto deseamos ver a nuestros padres e hijos que están lejos. Está demostrado que el Gobierno llega tarde y mal, pero los sanitarios están llegando bien y a tope, hagámoslo por nosotros y por ellos, los que no duermen, los que no se hacen las pruebas aunque están en contacto con la enfermedad, los que cierran los ojos sabiendo lo que se les viene encima, porque esto, aunque nos cueste aceptarlo, no ha hecho más que empezar... Espero que quienes viajaron a Italia recuerden siempre ese viaje, y quienes hayan cogido el coche para irse de playas, y quienes hayan utilizado el cierre de Universidades para irse de fiesta, que lo recuerden, porque después de esto nos vamos a enfrentar a una situación económica muy diferente y muy complicada, que guarden esos recuerdos en su mente, igual les ha merecido la pena exponerse al riesgo de contagiarse, y de contagiar a otros... Y aquí estamos, pasaré trece días más encerrada, porque cuando pasen muchas semanas quiero ver en la calle a la misma gente, y no quiero dar pésames, ni saber que alguien a quien tengo cariño está en el hospital, está en mis manos y en las manos de todos.</span></div>
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El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-16523481346264410272019-12-17T17:52:00.001+01:002019-12-17T17:52:29.827+01:00¿CUÁNTO TIEMPO NOS QUEDA...? (Reflexión personal)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-bottom: 6px;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTt9czfhu6JfRaLDMBsKfwg0W8RTdG6TgHVfLGl6kEH97AZ013fw6IuUlgXxxd7Yhm9rrlkUeokWzKcM4DUBLA0uNNCNjqTF-pxMxhsP9Q2-vjLUOIKPH4FvC67-Xp0xyKZshLtZMfhH8/s1600/34872862_1859038244152966_2311272517890736128_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="541" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTt9czfhu6JfRaLDMBsKfwg0W8RTdG6TgHVfLGl6kEH97AZ013fw6IuUlgXxxd7Yhm9rrlkUeokWzKcM4DUBLA0uNNCNjqTF-pxMxhsP9Q2-vjLUOIKPH4FvC67-Xp0xyKZshLtZMfhH8/s320/34872862_1859038244152966_2311272517890736128_n.jpg" width="180" /></a>"–Está refrescando, puede haber tormenta, nos vamos a volver –Santi le sonrió mientras se acercaba–, hoy está muy bravo el mar…<br />–¿Por qué sigues conmigo?<br />–¿Por qué sigues tú conmigo?<br />Y le asaltó el temblor en la barbilla, aquel que le advertía de que el llanto le iba a reventar en el pecho. Santi la besó en la frente, ajustó la manta a sus piernas y se colocó detrás de ella para guiar su silla, empujó unos metros y su respiración le rodeó el cuello:<br />–Sigo contigo porque no sabría a dónde ir sin ti…<br />–Siempre tienes la respuesta que quiero escuchar.<br />–Estoy enmendando mis errores pasados, aquellos en los que no te decía lo que necesitabas, aquellos en los que no sabía decirlo, igual es porque pensaba que habría mucho tiempo para hacerlo.".<br />("La línea del arco iris") </div>
Encarni Barrera<br />
<div style="background-color: white; color: #1d2129; display: inline; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-top: 6px;">
Escribí un relato corto, está registrado, no está publicado, pero hoy quise releerlo y me emocioné...<br />¿Cuánto tiempo nos queda?<br />¿Creemos de verdad que tendremos tiempo de corregir errores?<br />¿Y si mañana nos fuéramos, así, en silencio, cuántos "te quiero" nos quedarían por decir... y cuántos "perdón"?<br />¿Cuántos errores hemos cometido con los demás, por altanería, por cabezonería, por orgullo, por prepotencia, por creernos con la verdad absoluta, por creer que nos lo merecíamos todo y los demás nada, por creernos superiores, por nuestra ira, por nuestro odio, por querer destruir a los demás para salvar nuestra razón... Cuántos errores serían?<br />Pues eso, que releyendo "La línea del arco iris" me pregunté qué pasaría con el corazón de las personas a las que no pude decir todo lo que sentí, bueno y malo, porque también nos iremos con los daños que nos causaron, con las lágrimas que nos hicieron derramar, con las palabras hirientes que nos dedicaron...<br />Se está yendo un año, siempre creí que, cuando una personas es separada de nuestras vidas, esa persona sabe el por qué, que es un rato absurdo que busque la excusa del "no sé qué le he hecho", todos sabemos lo que hacemos. Es decir, apartamos porque se nos insultó en público o en privado, porque se derrochó con nosotros despecho y rabia, porque fuimos objeto de cotilleos de los que nos enteramos, porque actuamos con el poder que da la rabia, esa que luego nos pasa factura. Apartamos porque no se nos aporta nada bueno, porque la relación puede ser tan tóxica que nos reviente el alma, apartamos porque fuimos objetos de juicios en los que se nos condenó sin habernos escuchado. Apartamos porque se nos perdió el respeto, a nosotros o a quien queremos, apartamos porque tenemos el derecho de continuar camino con calma, sin que se nos culpe de todo cuando sabemos que las culpas se reparten... Y por los mismos motivos se nos aparta. Pero, cuando se nos aparta por haber tejido maldad, sabiendo que lo hemos hecho, deberíamos de pensar que un corazón que odia rara vez será feliz, y que, en el momento de decir adiós a la vida, igual seremos conscientes de que, efectivamente, no teníamos tanto tiempo como pensamos... Nada, son sólo reflexiones mías... Estas tardes de otoño en calma mientras empieza a llegar la noche...</div>
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El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-24281822695253273142019-12-16T11:13:00.005+01:002019-12-16T11:13:59.876+01:00LA MEJOR PALABRA... (Reflexión personal)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
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<div class="_3x-2" data-ft="{"tn":"H"}" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; orphans: 2; text-align: start; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 2; word-spacing: 0px;">
<div data-ft="{"tn":"H"}" style="font-family: inherit;">
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<div class="_1ktf" data-ft="{"tn":"E"}" style="font-family: inherit; margin-left: -12px;">
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<div style="display: block; font-family: inherit; margin: 0px 0px 6px;">
<span style="font-family: inherit;">La mejor bofetada es la que no se da”, no me gusta mucho eso de “la bofetada”, yo siempre he sustituido este refrán por otro parecido: “La mejor palabra es la que no se dice”…. Soy de las que piensan que es uno de los pocos refranes que tienen más razón que un santo, que diría mi abuela, quizás porque no soy persona de responder bofetadas, ni físicas ni verbales. Suele pasar que, casi siempre, cuando alguien “pincha” es porque desea e</span><span class="text_exposed_show" style="display: inline; font-family: inherit;">l enfrentamiento, y usará su más vulgar y cruel estrategia para conseguirlo, y yo, personalmente, soy de poco saltar vallas, mayormente porque ya no tengo edad ni de lo uno (saltar vallas) ni de lo otro (pelear vulgarmente), he entrado en ese estado laxo de la indiferencia, tal vez porque comprobé que mi silencio responde más y mejor. </span></div>
<div style="display: block; font-family: inherit; margin: 0px 0px 6px;">
<span class="text_exposed_show" style="display: inline; font-family: inherit;">Ya no estoy para eso, mi edad me impide por prescripción personal entrar en trapos ni en juegos quinceañeros con la excusa del “¡uy lo qué me ha dicho!”, porque hay que aprender a meditar, a reflexionar, a calibrar el por qué, el alcance, la veracidad, la educación y sobre todo si eso nos va a reportar alguna satisfacción. Si cedemos y respondemos entramos en los “dimes y diretes” que llevan y desembocan en patetismos por las dos partes, yo prefiero quedarme callada. Hay quien “pincha” para hacernos entrar en el circo que ha montado para su propio disfrute, su propio lucimiento, y en ese montaje ha colocado a espectadores y ha vendido entradas, sin tener en cuenta que hay quien no va a dar ningún salto mortal. La mejor palabra es la que queda siempre dentro. No creo en los karmas, creo que la vida va girando, no siempre se recibe bien por bien, ni se devuelve mal por mal, pero sí es verdad que la paciencia es una virtud en desuso, y a quien es capaz de ejercerla sobre sí mismo le puede dar dulces frutos. </span></div>
<div style="display: block; font-family: inherit; margin: 0px 0px 6px;">
<span class="text_exposed_show" style="display: inline; font-family: inherit;">La rabia, la ira, el despecho, el acaloramiento, suelen ser malos consejeros, suelen usarlos las personas con poco dominio sobre ellas mismas, las que no se toman diez minutos o diez días para reflexionar, las personas que “pinchan” confían en la inseguridad y en la prepotencia ajena porque esas son las cualidades que ellas poseen. No merece la pena perder el tiempo y la serenidad respondiendo provocaciones originadas por la envidia, el rencor, el odio, la inestabilidad mental y personal, la inseguridad y la falta de autoestima. Todo pasa, y nos podemos arrepentir de haber abierto la boca, porque la vida es larga, el camino difícil, y las energías, al menos yo, me gusta dedicarlas a caminar despacio, intentando caminar sobre seguro, sin detenerme con cada ladrido de perro, con cada piedra que aparezca, el reto, el verdadero reto, no es responder insignificancias, el verdadero reto es aprender a saltar obstáculos para llegar hasta meta, para conseguir lo que vale la pena, y para eso, para eso sí, una servidora saltará vallas, aunque ya le queden las fuerzas justas.</span></div>
<div class="text_exposed_show" style="display: inline; font-family: inherit;">
<div style="font-family: inherit; margin: 0px 0px 6px;">
Encarni Barrera</div>
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El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-39126307936002073472019-12-15T22:55:00.002+01:002019-12-15T22:55:57.834+01:00LA VALENTÍA... (Reflexión personal)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEEyVp4Xv5oxlXSpPFbaqq2S1y5Otv-OtuhvhO6Bmmv9FRByob3JZm_sx682Vn3cKYbfDCYIsF4mL61iTELt1UmQsO-fZnUPuz_u5nNhN7HGRUAGOLTZgImlrYocK6cgPrl7Rpm9spi4k/s1600/yo+%25283%2529.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="811" data-original-width="351" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEEyVp4Xv5oxlXSpPFbaqq2S1y5Otv-OtuhvhO6Bmmv9FRByob3JZm_sx682Vn3cKYbfDCYIsF4mL61iTELt1UmQsO-fZnUPuz_u5nNhN7HGRUAGOLTZgImlrYocK6cgPrl7Rpm9spi4k/s320/yo+%25283%2529.jpg" width="138" /></a>Hay que reivindicar la valentía, esa que se esconde entre las uñas y en los poros de la piel, que nos grita que nos lancemos y que acallamos con el miedo que cierra grietas.<br />
Desoír a quien lanza la misma cobardía disfrazada de frases tan cautas que asustan, no olvidar jamás que la cobardía se contagia, que los cobardes inoculan el gas que almidona, y acostumbra, y acartona, y frena...<br />
Los cambios son necesarios, si no se cambia no se evoluciona, se enquista la rutina y se mal forman los sueños.<br />
Atreverse a cambiar el rumbo, porque cuando el barco se ha detenido en alta mar no se moverá si no hay un golpe de timón que lo despierte del letargo... Y aceptar las dudas, saber que puede que se fracase, pero tener la conciencia de que el fracaso es resultado de la acción, el resultado del movimiento, cuando nadie fracasa, cuando nadie cae, quiere decir que su vida fue estática, que no se movió, que permaneció impasible, tampoco es sano la conformidad del alma, el alma debe de ser rebelde, el espíritu debe de rebelarse de vez en cuando, y aprender a caer para conocer el poder interno que conlleva levantarse...<br />
Hablar de cambios, del miedo de quien se mueve, de los riesgos de moverse, de la incertidumbre y de las noches en vela, pero sobre todo comprender que no es lo mismo Vivir que Acostumbrarse, de vez en cuando es bueno abrir la puerta y salir fuera, porque lo de dentro, la mayoría de las veces, ya nos lo conocemos y dejó de asombrarnos, de sonreírnos, de sorprendernos, de empujarnos...<br />
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El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-16092387063257295892019-12-10T21:59:00.002+01:002019-12-10T21:59:52.876+01:00NADA VOLVIÓ A SER LO MISMO... (Pequeño relato)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZsMQXsW783XwdO3GdMz92U8rDzH8frtxhFLLz4AxLFwUA9C-dXOwmI5V-quA9Luksk2GBl6Z_T6ehxozUu3HHNQ933E5K3HAc55xv6vWZB4qaAFTlSXgJrGSVUhVco-HhI5bSxAeyei0/s1600/texto.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="815" data-original-width="720" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZsMQXsW783XwdO3GdMz92U8rDzH8frtxhFLLz4AxLFwUA9C-dXOwmI5V-quA9Luksk2GBl6Z_T6ehxozUu3HHNQ933E5K3HAc55xv6vWZB4qaAFTlSXgJrGSVUhVco-HhI5bSxAeyei0/s320/texto.jpg" width="282" /></a></div>
<div style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-bottom: 6px; margin-top: 6px;">
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<div style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-bottom: 6px; margin-top: 6px;">
Nada volvió a ser lo mismo. Quise intentarlo. Después de mi interrogatorio, aquello de “pregunta-respuesta” que ya habíamos probado hacía unos meses, cuando mi vida se tambaleó la primera vez, cuando volví la esquina perfecta en donde, a pesar de ser perfecta, se me apuñaló el alma. La fórmula perfecta para que tú no sufrieras demasiado al confesar infiernos ocultos en tu vida y para que yo, lentamente, cerrara los ojos una y otra vez, mientras leía, esperando tus respuestas y mientras mi corazón galopaba y amenazaba con reventar en mi pecho, escondida yo tras la pequeña pantalla de un móvil. Ese “sé qué pasó, quiero la verdad”, ese “va a haber cosas que te van a doler mucho”;y responder con la mentira sincera, la más sincera de las mentiras, “no te preocupes, estoy preparada”, olvidando que nunca lo estamos, nunca nos preparan para que alguien te saque el corazón y lo pisotee. Un largo paseo después de saber que sí pasó, que ocurrió, que nunca debí de preguntar, un paseo para gritar al vacío y llorar con la rabia del no retorno, el paso ligero, la respiración acelerada, visualizando en la mente, una y otra vez, cada una de las terribles respuestas a las inclementes preguntas. Vaciando tu alma, “esto no es fácil para mí”, y mi rotundo “ni para mí” que me salió rabioso, tecleando sobre el inocente móvil ajeno a aquellas declaraciones podridas de años, esas que se enquistan, las que, de repente, te hacen ver cuánto de ruin fuiste capaz de ser, cuánto de mentiroso, cuánto de irresponsable, cuánto de miserable. Confesando que no me tuviste en cuenta, que olvidaste que podía sufrir. Recurriendo a la vacilante suerte para que jamás se me presentara delante la realidad putrefacta de los cadáveres dejados en las cunetas y nunca enterrados, confiando al azar y rogando para jamás yo supiera… Dejé al viento golpear mi rostro para que secara mis lágrimas, retomé el resuello placentero de la conformidad por lo que no tiene solución, me acurruqué en aquel rincón olvidado de mi dormitorio de niña, el mismo que me sirvió de tumba durante meses. Y perdoné…<br />Nada ha vuelto a ser lo mismo. Juro que lo he intentado. He ofrecido mis labios puros, los que besaron los tuyos marcados por pecados múltiples e impuros. Te miré a los ojos y recibí tu mirada, y no pude soportar el sabor de tu saliva, ni tus manos en mis pechos, ni los besos en mi cuello. Ese asco que te hace dar arcadas, que se instala en el estómago y sube hasta la cabeza, que queda alojado en el corazón, que hace que las imágenes narradas dancen el extraño baile de máscaras amándose cuando todo es tan dantesco que las llamas crecen alrededor. Las risas ajenas que te golpean el tímpano, los gemidos de la boca que se amaba, las caricias ofrecidas como oblación a una diosa que no era yo… La angustia paseándose por mis costados, apretando mis costillas y haciéndome sollozar de pena. El sonido gutural semejante al lamento de la muerte entre mis dientes, rasgando mi garganta y destrozando mi laringe… No pude olvidar, lo intenté, juro que he intentado relegar al olvido las frases dichas, impresas en una pequeña pantalla, he intentado carbonizar a fuerza de amor y de ternura toda la crueldad de tu indiferencia, tu olvido, tu desdén y tu desprecio. No he podido olvidar mis llantos, mi abandono, el sufrimiento de saber que hubo quien sació tus años de hambre de caricias, cuando yo esperé tu llamada ignorante de que en una cama se me robaba la vida y eras tan cruel que olvidaste mi vida... Nada ha vuelto a ser lo mismo…</div>
<div style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-bottom: 6px; margin-top: 6px;">
<br />Ha sonado por cuarta vez el teléfono, por cuarta vez mi mirada impasible ha sostenido unas ramas del árbol que se mece al ritmo del viento frío que trae un invierno cercano, por cuarta vez he dejado que se agote la impaciencia de unos tonos helados como tu alma, la de entonces, la que no tuvo en cuenta que la suerte, esa a la que se invoca para desear que por toda la eternidad los pecados queden ocultos, puede ser la peor de las aliadas. He sonreído cuando el silencio ha invadido el espacio en penumbra del dormitorio, cae la tarde, está gris el cielo y negra mi vida. Te di todo, entregué lo imposible, caminé de tu mano creyéndote guía, creyéndome palabras que han sido mentira. Y la tarde cae. Frente a mí ya las sombras que han ido calando en mis huesos y en mi mirada. Te quise tanto que ya no duele, ha huido de mí el alivio que suponía dejar a mis lágrimas libres. Ya no duele, o eso quiero creer. Fue imposible mirar desde abajo, mirarte a los ojos mientras me besabas, me apisonaba el peso de tu cuerpo sobre el mío, veía a centímetros la boca que mintió, y robó, y gozó, y mancilló un amor puro… no pude amarte, me revolví como la fiera enjaulada, la que es azuzada con una tea ardiente, me zafé de tus manos que pinchaban, las mismas que dieron caricias y me hicieron feliz tantas veces… Ya no duele. He dejado de escuchar tu nombre pronunciado por mi corazón, retumbando como un eco en mis pulmones, vaciado el cofre de mis sueños, abandonados los pasos compartidos.<br />Nada ha vuelto a ser lo mismo sin ti… Pero jamás hubiera sido ya lo mismo contigo…</div>
<div style="background-color: white; color: #1d2129; display: inline; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-top: 6px;">
(Encarni Barrera) </div>
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El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-16272666244965691852019-12-08T17:06:00.004+01:002019-12-08T17:06:58.341+01:00MIS REFLEXIONES...<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsRCwlF5ZoLTPZHLvPLICu5z943kYwwF5-VZpyoyxWmbBTYzztNoWzkbYHkA-MwWE6jOQ8hNQ-8HtO04LqnjbjFQHxwJQIhI2WyS1AhtSIwsZU8qXZYWuguKNiV4O2jxFImPHmmdnPL6w/s1600/65502717_2438309576225827_2895853000356528128_o.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="720" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsRCwlF5ZoLTPZHLvPLICu5z943kYwwF5-VZpyoyxWmbBTYzztNoWzkbYHkA-MwWE6jOQ8hNQ-8HtO04LqnjbjFQHxwJQIhI2WyS1AhtSIwsZU8qXZYWuguKNiV4O2jxFImPHmmdnPL6w/s320/65502717_2438309576225827_2895853000356528128_o.jpg" width="240" /></a><br />
He comprobado que soy muy poco negativa, que casi siempre veo el vaso medio lleno, que no importan ya algunas cosas que eran determinantes años atrás. Me empieza a gustar mi desorden, todo el desorden, incluido el desorden mental que todos llevamos en algún momento y que no sé por qué motivo nos empeñamos en ocultar, nada más humano que sabernos imperfectos y desordenados. He dicho adiós a personas que creí que me importaban, sólo creí, he abierto las puertas a otras que, estoy segura, traerán motivación y sonrisas.<br />
Recurrir a los años vividos en un intento de que todo vuelva a ser igual es poco más que una quimera.<br />
Después de tener conciencia de que muy pocas cosas son para siempre, es mucho mejor centrarse en hacer de esos momentos que vivimos unos instantes inolvidables, que nos pongan una sonrisa una vez recordados y evitarnos la amargura del recuerdo de lo que no fue...<br />
(Encarni Barrera)<br />
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El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-12496757467408720852019-12-07T22:25:00.002+01:002019-12-08T17:08:56.185+01:00HA PASADO UN AÑO... Y YO ESCRIBÍ ESTO (2018 DICIEMBRE)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 14px;">De pequeña quería ser mayor. Desde siempre quise ser mayor y ser escritora. Y las dos cosas las realicé en mayor o menor grado, soy mayor y escribí, sé que moriré un día, pero también sé que mis hijos podrán acariciar el lomo de novelas que pasaron sin pena ni gloria, pero que fueron el sueño realizado de su madre… Fui una niña inquieta que siempre hizo o intentó hacer lo correcto, un alma rebelde encerrada en un cuerpo obediente, incapaz de rebelarse contra las normas, incapaz de dar un disgusto a sus padres y así me llegó la adolescencia: incapaz de dar un disgusto a mis padres, incapaz de romper unos horarios… y mi alma rebelde seguía enclaustrada, y deseaba volar y nunca supe cómo. Y perdí mi niñez y se fue mi adolescencia y mi juventud la marcaron las reglas que conforman el mundo en el que me tocó vivir. Y fui feliz. Siempre lo fui, aún encerrada en una jaula de obediente aceptación, aún sabiendo que podía llegar más lejos pero que no me dejaban mover las alas más allá del alar del tejado… pero fui feliz. Igual es cierto que ser feliz es aceptar la situación y disfrutarla, aunque sepamos que no es la nuestra, que tenemos otras situaciones.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 14px;"><br /></span>
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3ihoONyHblz2VDP-qRMdi1UtaXMsQwDYTHm-pPGaTXnXGTG3pH_8cE8SrR4NMKjc-uKJbR7JPv_BHvLmgVKtO1SwRBMypKXz9VpPOD_1loTh3r4f81kv683ukY25EUU4NBiOUhdes08A/s1600/78269644_2762422967147818_4850380157342449664_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="720" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3ihoONyHblz2VDP-qRMdi1UtaXMsQwDYTHm-pPGaTXnXGTG3pH_8cE8SrR4NMKjc-uKJbR7JPv_BHvLmgVKtO1SwRBMypKXz9VpPOD_1loTh3r4f81kv683ukY25EUU4NBiOUhdes08A/s320/78269644_2762422967147818_4850380157342449664_n.jpg" width="240" /></a><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 14px;">Deseaba poner cintas en mi pelo y usar minifaldas, y atreverme con escotes que dejarían sin misterio mis exuberancias, y deseaba pintarme más y poder fumar sin ocultarme, y leer sentada en el suelo sin que supusiera una “postura poco decente”… Y deseaba que mi padre aceptara que me había enamorado del chico equivocado, ese que el odiaría de por vida porque era el canalla incurable que haría sufrir a su hija, pero que su hija lo adoraba. Y deseaba viajar sin tener que arrastrar una maleta llena de latas de conservas… Se nos va la vida y no nos damos cuenta, nos paramos poco a pensar en lo que deseábamos hacer y no hemos hecho, en lo que todavía podemos hacer. Ahora escribo y me hago mayor, y pongo en mi pelo cintas y sombreros, ya no vigilo relojes porque nadie me reñirá si llego tarde, no uso minifaldas por un mero sentido de la comodidad, no uso tacones porque mis pies me salieron impertinentes y me protestan si los martirizo… Pero uso gorritas, y sombreros, y boinas, y me gusta, y me pongo escotes aunque ya mis exuberancias den poco juego, siguen dando el justo y necesario para quien, todavía, sigue siendo aquel noviete canalla que mi padre odiaría toda su vida. Sé que ya no, sé que mi padre ya no odiaría, porque él, al igual que muchos, con el tiempo descubrimos que ser feliz es lo único que importa en este valle de lágrimas…</span><br />
<span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 14px;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 14px;">De pequeña quería ser mayor… Y me estoy haciendo mayor disfrutando del aire, sabiendo que mis hijos me ven feliz y con eso me basta, sabiendo que en sus abrazos está el ánimo para que vuele, porque ya mis alas crecieron y me permiten llegar más allá del alar del tejado. Y porque ellos, los míos, mis hijos, lo único que me importa, son los que realmente pueden empujarme o detenerme, y me empujan, y saben que renuncié a muchas cosas, como todas las madres, como la mayoría de las madres de esta generación mía mutilada un poco, conformista un mucho… Es mi hora de hacerme mayor y de volar, y de abrazar un cuerpo que dejé escapar, todavía estoy en edad de hacerlo, porque mi corazón sigue latiendo, porque nadie sabrá nunca de los pasos no dados ni nadie morirá por mí… De niña quería ser mayor, y me he hecho mayor así, sin prisa, descubriéndome a mí misma y decidiendo por mí misma, sabiendo, a estas alturas, que no debo explicaciones, que no debo nada a nadie, que quiero ser feliz como lo fui un día, sabiendo que todo pasa, que a veces se nos escapa el aire en un suspiro y el amor se nos va por la ventana, y tenemos que aprender de nuevo a respirar, a amar y a sonreír… Y yo quería ser mayor y lo conseguí, porque personas conocidas se fueron sin atisbar siquiera la belleza de una arruga… Y hoy que soy mayor quiero ser feliz, quiero arrugarme la piel junto a la piel que amo, que mis manos se completen con venas azules y coger otras manos, que mis párpados sean flácidos y miren otros párpados flácidos, porque será señal de que, al final, cuando fui mayor, escogí bien, porque será señal de que me hice mayor y fui capaz de volver a amar, porque así comprobaré que el recorrido mereció la pena…</span><br />
<span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 14px;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 14px;">De niña yo quería ser mayor. Nunca, hasta ahora, tuve claro para qué… Ahora sí, porque he descubierto que a veces te haces mayor para poder hacer todo aquello que, en un tramo de la vida te fue imposible realizar, conseguir, y alcanzar… Ahora que soy mayor, sólo quiero envejecer feliz, junto a mis hijos, junto a quienes hayan decidido quedarse a mi lado, junto a la persona elegida en este último tramo que fue el primero… y así irme despacio, sin prisa, sabiendo que un día mis hijos acariciarán el lomo de un libro que escribí, una foto en la que estará mi sonrisa y mi recuerdo, y sabrán que, al final, su madre fue mayor y fue feliz…</span><br />
<span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 14px;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 14px;">(Encarni Barrera)</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
</div>
El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-46742878266737156052019-12-06T20:25:00.001+01:002019-12-06T20:25:11.443+01:00Y ENTONCES DESCUBRES...<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4mBPeSqZXxDnXJ6Ht-V2FiKdYVeHire3ksafI1uIYzPFJMu6h1G1g4IksTMQk8pj1jvJ4LjSNlsKBdGrSNxf_gzWWpB0x9NZUoaz2OGGWlpLgxjcuSFq5Csy-Le_c4ENUT-KwsrTP4kk/s1600/50636696_2180122852044502_7367840525967163392_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="540" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4mBPeSqZXxDnXJ6Ht-V2FiKdYVeHire3ksafI1uIYzPFJMu6h1G1g4IksTMQk8pj1jvJ4LjSNlsKBdGrSNxf_gzWWpB0x9NZUoaz2OGGWlpLgxjcuSFq5Csy-Le_c4ENUT-KwsrTP4kk/s320/50636696_2180122852044502_7367840525967163392_n.jpg" width="180" /></a><span style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;">Y entonces descubres que no importan cuántas dietas hayas hecho, ni siquiera si han funcionado, que da igual el contorno perdido de la cintura, la celulitis del trasero que ya se cae a ojos vistas... </span><br />
<span style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;">Descubres que no importan cuántas cremas hayas usado, ni a los centros de estética que hayas acudido, que las patas de gallo están ahí y se encogen cuando sonríes, y que da igual si tienes que acudir más habitualmente a tapar tus canas... </span><br />
<span style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;">Descubres de repente que hay unos ojos qu</span><span class="text_exposed_show" style="background-color: white; color: #1c1e21; display: inline; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;">e te miran distintos, que saben que todo eso ha pasado porque el tiempo pasó por encima, pero ha descubierto, sin que tú te dieras cuenta, de que tu risa "le pone", de que ya no se excita por unas curvas exuberantes sino por una risa incontrolada, de esas que da la madurez, porque esos ojos han descubierto que su trasero también se cae a ojos vistas, y sus patas de gallo se arrugan al verte reír a ti. Es así de simple... </span><br />
<span class="text_exposed_show" style="background-color: white; color: #1c1e21; display: inline; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;">Hay un día en el que descubres que una mano acaricia tu cabello mientras ve la televisión, por el simple placer de tocar algo tuyo, que no necesita que tengas un tanga imposible, porque, por raro que parezca, también "le pone" un viejo pantalón de chandal... </span><br />
<span class="text_exposed_show" style="background-color: white; color: #1c1e21; display: inline; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;">Y descubrir que discutir no es tan malo, ni tan hiriente, porque se descubre que en mitad de una discusión se suelta un beso perdido, cuando ya creías que la boca, esa a la que se le han fruncido las comisuras de los labios, es todavía capaz de responder con un largo beso con lengua, como a los quince, y no pasa nada... </span><br />
<span class="text_exposed_show" style="background-color: white; color: #1c1e21; display: inline; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;">Porque las arrugas, la celulitis, las canas, te han dado el poder para descubrir que nada cuenta más que las ganas, y que el Amor, después de todo, no era la ropa sexy, ni el cuerpo firme, ni el maquillaje perfecto, el Amor era algo así como lo que estás viviendo ahora, cuando has descubierto, de repente, que sigues siendo visible porque el corazón, precisamente, entiende sólo de lo que hay detrás de tu mirada...<br /></span><br />
<span class="text_exposed_show" style="background-color: white; color: #1c1e21; display: inline;"><span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>Encarni Barrera</i></span></span></div>
El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-27916847015183590162019-11-22T00:35:00.001+01:002019-11-22T00:35:09.862+01:00SILENTE...(Relato de un maltrato silencioso. 22 de noviembre 2016)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtEq33O6hP_INABMWmAJ81kVBWk_msLWJcTjywbhbq_c42y2g6Ygo08wKo4b_T9vDwy6tHEZS2pZavZH1ocB1QuAsKPLB_3zxLADddfTOQ2_4Xq35i24EBvMEreaEjDXBHPVVLwhokeOc/s1600/23755655_1651116344945158_8836004817499877912_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="660" data-original-width="720" height="292" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtEq33O6hP_INABMWmAJ81kVBWk_msLWJcTjywbhbq_c42y2g6Ygo08wKo4b_T9vDwy6tHEZS2pZavZH1ocB1QuAsKPLB_3zxLADddfTOQ2_4Xq35i24EBvMEreaEjDXBHPVVLwhokeOc/s320/23755655_1651116344945158_8836004817499877912_n.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-bottom: 6px; margin-top: 6px;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-bottom: 6px; margin-top: 6px;">
¿En qué momento dejó de ser una sencilla discusión? Paula no lo sabía, caminaba delante de él, habían quedado atrás los reproches sentados a la mesa del bar, delante de unas cervezas que ella no probó, ocupada en mirarle a los ojos e intentar controlar su rabia y su pena, y sus lágrimas. Algunos de los clientes habían vuelto la cabeza ante el tono elevado de la voz de él. Indiferente al llanto que suave corría por sus mejillas, con la sonrisa de la tristeza entre las comisuras de sus labios y el corazón rompiéndole el pecho y latiéndole a la velocidad de la luz. Quería irse, tenía que irse de allí, una tras otra cayéndole las gotas de la furia del macho, aquella que él había sacado en más de una ocasión. No podía más. Sabía los pasos siguientes. En el momento en el que ella dijera que se iba él volvería a recular. Él la increpaba sin el más mínimo sentido del decoro y de la discreción, ignorando aquel amor al que apelaba de vez en cuando, olvidando las veces que él le suplicó que se quedara cuando los vientos soplaron en contra de su relación. Él pidiendo, ella cediendo. Una vez tras otra. Le comentó que se sentía mal, que quería volver al hotel, que le diera la llave, se levantó sin ningún remordimiento después de decirle que quería que se fuera, que pidiera un taxi y que saliera para siempre de su vida. Y el miedo. Ese miedo tan masculino que rompe las reglas y las normas y las formas. Dándole las gracias por dejarlo tirado, aquel tono imperativo, con los matices de la desesperación, justo en el momento en el que ella se giró y volvió a sentarse. Una vez más. Mil veces más con tal de salvar aquellas escenas patéticas llenas de dolor y hiel. Marcelo no medía, nunca lo hizo. Pasaba por delante de sus sentimientos aplastándolos como si fuera una apisonadora… Y más tarde el paseo, aquel en el que él le confesaba que la quería, que la quiso siempre, que ninguna como ella, que nadie lo quiso así, que lo enseñara a querer. ¿Amor? Paula ya no sabía si aquello era amor o era un puro enganche emocional. Cabizbaja, escuchándole, sintiéndose impotente, inútil, sabiendo a ciencia cierta que era víctima de un maltrato silente, de aquel que ella sabía porque lo leía a diario, porque lo recriminaba a diario, porque aconsejaba a otras mujeres que no se dejaran manipular. Lo mismo que ella estaba admitiendo, aceptando, lo mismo que ella perdonaba. Una más. Era el maltrato silente de quien recurre primero al rencor anímico y después al perdón. Miserable en sus ironías, miserable en sus formas, gestos llenos de amargura. Intentó recordar la primera vez que lo permitió, la primera en la que no pudo abrir la puerta y decirle que saliera para siempre. Y luego más…<br />Todo se había calmado, él estaba tumbado en la cama, veía la televisión tranquilo, había pasado el vendaval, había pasado la furia de los vientos, y ella saliendo de la ducha, la pena en el surco morado de los ojos rojos por el llanto, aquel llanto del que él, en los momentos crueles de la tormenta, se reía, el llanto que él besaba luego, calmado, cuando era consciente del castigo infligido a quien amaba con toda su alma. No sabía querer. Tal vez nunca lo enseñaron, si es que el amor puede enseñarse. Quizás él llevaba razón. Quizás era verdad que se defendía atacando porque la violencia verbal había estado instalada en su vida siempre, quizás era verdad que nadie le habló despacio, con la voz del amor y la mirada entregada al cariño. Quizás lo hicieron así y ella pagaba lo que otras habían sembrado. Una vez más, después de la tempestad había llegado la calma ¿hasta cuándo?, hasta la próxima. O no. Se tumbó junto a él y cogió su mano con toda la ternura del alma puesta en las yemas de sus dedos, comenzó a hablarle quedo mientras él acariciaba su cabello, le besó el pecho y el hombro mojándolo con sus lágrimas, muchas lágrimas, las de la no comprensión, las de los enganches crudos que hacen que la vida se convierta en una noria incontrolada. Y otra vez aquellas respuestas, lanzándose como un tigre ante la mirada estática de quien lo observa, por miedo a dar un respiro y dar tiempo al disparo. Fuera llovía, dentro también. Se escuchaban voces en la escalera de clientes que subían o bajaban y ella salió de la cama tranquila, recuperó la maleta de él; la pequeña maleta negra que colocó sobre la cama, abriéndola, mirándole con la pena de la desolación y la calma del corazón destrozado, “Haz la maleta, te vas, vete para siempre”, sin gritos, sin atisbo de otro perdón. Recordó aquella confesión de él, una hora antes, en el bar de los clientes observadores, “¿No te das cuenta? Soy un maltratador verbal, tú me lo has dicho, y te estoy destrozando”… Sí, así era. Ella lo sabía, él también, ella no quería más dolor, él la quería a ella pero no sabía quererla. Él lo había dicho, era el perro que todos habían golpeado y había aprendido a morder, incluso cuando una mano se acercaba para acariciarlo, él seguiría siendo así, era demasiado tarde para cambiar, ella quería sonreír sin pena de nuevo, morirse de nostalgia pero recuperar la calma. Volver a respirar profundo. Tenía el derecho de vivir en paz en sus manos, lo había rescatado de la maleta que descansaba sobre la cama… Fuera no se escuchaba nada, había apoyado sus manos sobre el lavabo, no miraba su imagen en el espejo, no necesitaba mirarse, sabía que estaba demacrada, la puerta estaba abierta, bastaba un empujón y él podría entrar, y ella deseaba que entrara, que le suplicara una vez más que se quedara con él, que no lo dejara, que no se fuera. Un solo empujón y él estaría a su alcance, y se jurarían que no volvería a pasar jamás, y sabrían que se repetiría pero los dos harían que creían en promesas que ya carecían de valor… Se escuchó el golpe de la puerta de entrada. La televisión se había quedado muda, el sonido del agua fuera, el de sus lágrimas dentro. Todo había terminado…</div>
<div style="background-color: white; color: #1d2129; display: inline; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-top: 6px;">
Subió al autobús. Había pasado mala noche. Tuvo pesadillas. Vigiló el teléfono a cada minuto. Él se había ido. Supo que era su liberación pero pensó que prefería vivir esclava y que él volviera; no era para tanto, después de todo eran pequeñas discusiones que luego quedaban en niebla y dejaban paso al sol. Podría vivir así toda su vida siempre que él estuviera allí, detrás de la niebla, acariciando su pelo… Recibió un mensaje cuando estaba casi llegando a su destino, “He pagado con creces un error de hace siglos, te amaré mientras respire”, una frase que le cerró los ojos y le descubrió que, después de todo, era mejor así, al menos, quiso creer, alejada de él nunca correría peligro su vida, la misma que él se había llevado… (Encarni Barrera)</div>
</div>
El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-76901164778414853612019-11-07T00:05:00.001+01:002019-11-07T00:15:58.469+01:00Y DIJE ADIÓS... (Noviembre 2017)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsFHNf3KVbUDBaP3hQ0c7z8nxl7uyxHedOv96Gql4K-VuDAP4dMTmKi_mx8C06ElkVUp6euNtG4jslC_xCht41O7V4pTGd6xwC0iEPlRtpQN0aaM0hIHjmrrNVLRUu7eY1hWuB98G1qSM/s1600/45517264_2072141246175997_4411532583859388416_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="648" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsFHNf3KVbUDBaP3hQ0c7z8nxl7uyxHedOv96Gql4K-VuDAP4dMTmKi_mx8C06ElkVUp6euNtG4jslC_xCht41O7V4pTGd6xwC0iEPlRtpQN0aaM0hIHjmrrNVLRUu7eY1hWuB98G1qSM/s320/45517264_2072141246175997_4411532583859388416_n.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: "segoe ui historic" , "segoe ui" , "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">Perdona que me haya ido en silencio. Nunca fui mujer de reproches. Siempre te dije que lo haría así, cuando fuese el momento cerraría mis ojos y mis labios, después de todo tú sabes mejor que nadie el por qué. No hay lugar ya para la aventura en común y los comunes sueños. Por lo tanto no queda nada que reprochar porque todo se cumplió. El cansancio no estaba dentro de los planes, pero a veces sucede. Me voy como llegué, en silencio, sin ruido, sin algarabía, sin fiestas ni focos, ni presentaciones sociales, ni celebraciones a lo grande. Igual que arribé así parto. Con mi liviano equipaje y mis manos vacías. No hay reproches, no son necesarios. Ya no estamos en la edad del débito ni del crédito, nada me debes, nada te debo, se vivió lo que tuvo que vivirse, se sufrió lo que nos llegó con cuentagotas, sin darnos cuenta.Te he amado como soy yo, suavemente, acariciando los tiempos, distribuyendo los espacios para no hacer del amor rutina… pero nos ha llegado, y me niego a ser multitud, siempre me gustó ser excepción que confirmara reglas. Perdóname por irme así, sin rabia. Supongo que es una de mis excepciones, nunca lancé a la cara despechos ni iras, no tengo el por qué. He cruzado la edad en la que se reclaman sentimientos porque he comprendido que los sentimientos se ofrecen, nunca se piden, que no pueden forzarse, que tienen que nacer de la piel y de la sangre. No llevo llantos, quizás la poca tristeza que se queda pegada como sal en el lagrimal cansado de la vida, ese que ha llorado ya en otras ocasiones, hay pocas lágrimas ya que puedan ser lloradas. Soy mujer de llanto fácil pero de difícil lágrima obligada. Ya no lloro por desamor, todo lo lloro por amor. El recorrido me ha enseñado que así como la vida lleva implícita la muerte, el amor lleva implícito el desamor. Los mil detalles que salen de dentro para que el otro corazón comprenda que ya no tiene compañero, que las cosas son así, que no pasa nada, que el adiós es tan legal, tan normal, tan cotidiano como el hola. Que quien llega puede irse un día, que una llegada no implica una estancia eterna… Supongo que soy de esa especie rara, trasnochada y anacrónica que cree en la libertad personal del ser humano, en la libre elección de caminos. Entendí que todo acabó. Y, a estas alturas, después de haber visto los paisajes desérticos que se viven cuando llega el desamor, saber que tú me guardarás para siempre entre tus mejores momentos, es suficiente… </span></div>
El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-76375639821326631512019-10-08T23:24:00.001+02:002019-10-08T23:24:04.180+02:00HAY UN TIEMPO EXACTO... (Reflexión personal)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlJdDONaSVTgZxx4n4Aosz7w0cZdtkRIm_LKyjzdD1uvtrzcdesimfYsSCEy7yUxJD6gSFfT9LP8g3FVr2SkwwDZqGkhNZ15YuAkJ6yPidTFe-hhypSYvk_En8dWSoj6LBM-M9KSV4dBc/s1600/_MG_0095.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1067" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlJdDONaSVTgZxx4n4Aosz7w0cZdtkRIm_LKyjzdD1uvtrzcdesimfYsSCEy7yUxJD6gSFfT9LP8g3FVr2SkwwDZqGkhNZ15YuAkJ6yPidTFe-hhypSYvk_En8dWSoj6LBM-M9KSV4dBc/s320/_MG_0095.JPG" width="213" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hay una hora de tibieza, esa que
se instala entre un bostezo sostenido y la seguridad de que se cumplió el día y
los horarios. Hay un momento exacto en el que, ante un acontecimiento, una
situación, un paso más, nos dejamos caer en un sillón y cerramos los ojos,
meditamos, o eso creemos, cuando en realidad damos vueltas en torno a una noria
llenando y vaciando nuestra propia mente de pensamientos positivos y de “peros”
que los enturbian… Pero existe esa hora, la tibia, la cándida, la hora feliz en
la que bostezamos, esbozamos una sonrisa, soñamos, visualizamos mil imágenes
bucólicas, paradisíacas y suspiramos. La relajación es eso: visualizar lo
bello, la calma, la serenidad, un paisaje perfecto con una persona imperfecta
cogiendo la mano o rodeando unos hombros. Y la mente, esa aliada que a veces
nos destruye los sueños más placenteros, se alía en ese momento con nuestra
alma para regalarnos el positivismo, la certeza de que, en unas horas todo el
mundo flotará a nuestra altura. Tal vez no pase, pero cuando se alinean los
planetas en horas brujas mágicas, todo puede suceder. Cerrar los ojos y
desearlo… De eso se trata la relajación. De desear lo bello. Lo positivo. Lo
que nos hace felices y grandes… Me tomo unos días, me voy a esa estación
olvidada de los sueños. Terminé mi novela, terminé un recorrido, disfruté
durante el trayecto. He aprendido que las carreras hay que gozarlas mientras se
corre, que el cansancio es un motivo más para comprender que la llegada será
todo lo victoriosa que queramos o, sencillamente, podemos convertirla en un
festejo compartido con quien corrió a nuestro lado. Me tomo el respiro de quien
ha comprendido que, a una edad, es necesario pararse, meditar y vivir. Y reír.
Reír mucho. Mientras la vida me regale horas y las horas minutos, mientras mi
corazón lata en mis sienes y me acaricie el pelo el viento suave que arrastra
susurros de mundos desconocidos… Me tomo unos días para ver atardecer en la
playa, mirar una puesta de sol sin prisas, sin haber previsto el paso que daré
después, para dejar cerrado un libro en la arena y mojar mis pies en espumas.
Para sentarme con mi sonrisa y unas chanclas y observar cómo caminan los demás.
He aprendido que todos los pasos se van cumpliendo, que el tiempo puede ser el
mejor consejero o el más cruel de los compañeros de viaje. Me tomo tiempo para
mirar a través de una ventanilla y comprobar que la velocidad la creó el ser
humano para sentirse un poco Dios o un mucho inmortal, pero que, por desgracia,
no es lo uno ni lo otro… He cumplido la vida, la cumplo día a día, mientras
escucho música y camino, quizás por eso necesito más vida, porque se me va quedando
en pasos. Me tomo estos días para compartir mi respiración con mi sombra y con
personas que me harán sentir el alma, días que me devuelvan las manos juveniles
que deseaban alcanzar la luna. No necesito más. Necesito sólo el pie que
acompañe mi paso, la mano que salpique de agua mi rostro, la voz que me narre
cuentos interminables a la luz de la luna llena. Y una copa de vino dulzón que
caliente la sangre que envejece a pasos acompasados con arrugas posibles y
gestuales de dolor y de paz. Porque también comprendí que la paz deja huellas.
Creí en la empatía, la intenté llevar a cabo, comprendí que rara vez podemos
ponernos en la piel ajena, porque ajenos somos a sufrimientos o placeres de
otros. Porque cada cual sufre y goza de forma diferente… Y ahora me tomo unos
contados días, los justos para aclarar la mirada y agudizar el oído, para
aceptar que se cumplen las profecías aunque estas estuvieran exentas de
credibilidad y de promesas. Tiempo de calor, de calidez, de cadencia, de
caderas expertas, de labios ávidos, de templanza terrena que se unirá, como
está mandado, con la templanza divina. Me tomo el tiempo que requiere de lentos
momentos sin mirar relojes y sin planes previstos. Aprendí a no hacer planes, a
solucionar con grandes remedios grandes males, a preocuparme lo justo ante
imprevistos que podrían ser y que fueron. Me ha llegado la edad de la lujuria
encarcelada, de las condenas carnales, de esas que se sacian y se vengan en
brazos que acogen y dedos a los que les urge cumplir su venganza. He aprendido
de la mentira contada, de las pasiones vividas, de la verdad dolorosa, de los
secretos infames, de lo que no se dice pero se piensa, de lo que no se responde
porque es mejor dejar que el tiempo fluya, de las miradas que dicen y de las
bocas que engañan. He llegado a destino, he llegado a mi tiempo para olvidarme
de teclear sentimientos por unos días, sólo unos pocos, los necesarios para
entregarme a mí misma lo que me debo y lo que debo a mi corazón. Me tomo un
tiempo de ayuno de letras, abstinencia de medir lo que se dice para ser
desbocada y alocada en expresiones… Me tomo un tiempo para vivir y para
vivirme, los músculos lo reclaman, la sangre lo necesita, el corazón lo exige,
la mente lo suplica y, como obediente mortal, decido relajarme y abandonarme al
placer pagano de los sentidos… Y ahí queda eso, seguiré informando…</div>
<br /></div>
El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-25196894660196200112019-10-01T19:34:00.002+02:002019-10-01T19:34:50.224+02:00ALGO QUE NOS HA PASADO A TODAS, Y A TODOS... (Reflexión personal)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Creo que es algo que nos ha pasado a todas, y a todos (por eso del lenguaje inclusivo), supongo que la sensación de haber perdido el tiempo con personas equivocadas es algo tan habitual que hasta las redes crearon el meme correspondiente, por si no nos habíamos dado cuenta. Yo tardé en comprobarlo, digamos que he perdido años de mi vida creyéndome lo que no era, no sé si es por ignorancia o inocencia, me refiero a la ignorancia de la buena, de esa sana que nos hace ignorar el interés ajeno o, simplemente, la sensación de haber sido utilizada, no por ningún interés material, creo que más bien era porque se formaba parte de un rebaño, ese que mientras balas acompasando el balido al de los demás está muy bien, pero que cuando decides salir fuera del cercado para descubrir el prado ya como que no es tan bien acogida la idea. Creo que a todas nos paso, y a todos (por eso del lenguaje inclusivo), descubrir la tristeza que deja en los ojos el sentimiento de abandono, ese que surge cuando se abandona el cercado y te adentras en el prado, cuando tienes la duda de los peligros que te acechan, y confías en que, si los hubiera, los demás integrantes del rebaño saldrán a ayudarte... O al menos a preguntarte cómo estás, es curioso, los humanos vamos creando apegos que pensamos que serán para siempre, materiales y personales, y un buen día sucede la sacudida y nos descubrimos desnudos de los apegos materiales y desvalidos de los personales, porque, no nos engañemos, nos hace falta el apego del cariño, ese que se va forjando a fuerza de secretos, de risas, de apoyos y de paellas, y de reuniones joviales mientras nadie se atreva a destruir el remanso de paz del rebaño. Creo que la sinceridad está sobre valorada, hoy en día, cuando alguien dice que va a ser sincero es para ponerse a temblar, porque, opino, cuando suelta su sinceridad me da a mí que está soltando el lastre personal con el que arrastra, revestido, muchas veces, de cierta envidia sibilina que nos ha vendido con anterioridad como alegría sincera, de ahí que ya no crea en las sinceras intenciones de los rebaños. Y creo que eso nos ha pasado a todas, y a todos (no voy a reiterar más lo del lenguaje inclusivo), supongo que, aunque lo hayamos descubierto pronto, pensaremos que perdimos demasiado tiempo en algo que no nos merecía la pena, con el paso del tiempo, porque aunque sea un minuto el tiempo es algo que no podremos recuperar jamás, pero es verdad que da rabia comprobar que se tuvo consciencia demasiado tarde de que nadie se asomaría al prado para ver si estaba bien, para preguntarme si era bonito estar fuera, para animarme a seguir descubriendo la libertad... Nacemos solos, y solas, con la única ayuda de nuestra madre, caminamos rodeados de personas que nos vienen en el pax por esa cuestión de familia, a otros los escogemos libremente, por eso del concepto de amistad que vamos almacenando con los años, y un buen día descubres que ese concepto no es igual para todos, ni para todas, que el rebaño que te acompañaba no tenía los mismos criterios, los mismos conceptos, los mismos valores y por supuesto, no tenía el mismo sentido de amistad que tuvimos para encadenar nuestros apegos a ellos, y a ellas... Y unas y otros, los y las que hayamos tenido que aprender el desapego personal a prisa y corriendo, nos damos cuenta de que no pasa nada, de que hay vida, de que no importa quién lo importante es uno y una misma, lo importante es salir de la cerca, corretear por el prado, porque fuera vamos a encontrar a muchas y muchos más que decidieron abandonar el grupo establecido para vivir en libertad, con conceptos propios, respetando los ajenos, y ya, cuando alcanzas una edad en la que descubres todo eso, con sorpresa descubres que también, los años, te tiñeron con una capa de cera en la que, pasado el primer pinchazo los demás no duelen... Y aquí estoy, y aquí estamos, intentando vivir fuera, en el prado, mirando de vez en cuando al cercado, pensando que hubiera sido bonito que el rebaño al que pertenecíamos nos hubiera acompañado fuera, porque, tal vez, hubieran descubierto que no habíamos cambiado respecto a nuestros afectos y nuestros apegos, sencillamente teníamos la necesidad de respirar... Feliz tarde a todas y a todos (por eso del lenguaje inclusivo)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGkTs-01Nk-XXbWMP3wr743qDPTBPpoYx1EH20HT9YQ7DPaNwqmujGYQTws5-tuuvJkY84ukDmGE3iGCj54X-YOTEcQWvIA7fppyexCN0DQBTOWyhnPok8bjn9gjCLRaUlEG9tJM8lKaI/s1600/_MG_0095.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1067" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGkTs-01Nk-XXbWMP3wr743qDPTBPpoYx1EH20HT9YQ7DPaNwqmujGYQTws5-tuuvJkY84ukDmGE3iGCj54X-YOTEcQWvIA7fppyexCN0DQBTOWyhnPok8bjn9gjCLRaUlEG9tJM8lKaI/s320/_MG_0095.JPG" width="213" /></a></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
</div>
El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-33095890280868546942019-08-27T23:36:00.002+02:002019-08-27T23:36:58.143+02:00HE VUELTO...<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjf2W7jxcZnWL9btbLesq57bRIVEP95GA4qIemGCOUDpviQM-M9wnrc2rJyQj_XqCVuuPSQ2sNFkeueuiYZpSztlTf2WRPNA-2dUp4w_TK81oIFH_teihSxs38BC-LhijC5kOQsYviYGU4/s1600/10487549_720266948030107_5166808410132718157_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="487" data-original-width="487" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjf2W7jxcZnWL9btbLesq57bRIVEP95GA4qIemGCOUDpviQM-M9wnrc2rJyQj_XqCVuuPSQ2sNFkeueuiYZpSztlTf2WRPNA-2dUp4w_TK81oIFH_teihSxs38BC-LhijC5kOQsYviYGU4/s320/10487549_720266948030107_5166808410132718157_n.jpg" width="320" /></a>Dicen eso de Año Nuevo Vida Nueva, bueno, en mi caso se podría decir, Situación Nueva Vida Nueva. Después de eliminar y decidir empezar de cero me he decidido por hacerlo hoy. Recomenzar mi Blog, con mi vida como espejo, con mis reflexiones, mis opiniones, mis vivencias, mis opiniones. Tal vez porque todo ha cambiado en un año, tal vez demasiado, y porque, después de dar un giro a mi vida de ciento ochenta grados se confabula el destino y a esa Vida Nueva le tengo que añadir que en veinte días cumpliré cincuenta y cinco años, una cifra redonda que media la cincuentena y la sesentena, y espero cumplirlos, porque veinte días, depende a qué edad, pueden ser muchos años, un espacio de tiempo demasiado largo. Una edad que me llega bastante trillada, que me ha enseñado a abrir ojos y cerrar puños... pero eso lo dejo para mi reflexión cumpleañera. Por lo pronto vuelvo a escribir por aquí después de un tiempo corto que me sirvió para decidir que no quería montones de visitas, que no quería montones de países, que soy doméstica, una ama de casa de andar por la misma. Que deseo lo reducido porque lo que no controlo me doblega y me satura. Y aquí estoy girando también este Blog, dispuesta a que no me lea nadie o a que lo hagan de vez en cuando, a no vivir pendiente de cuántos, sino de estar cómoda mientras tecleo, a decir lo que pienso aunque no sea ni política ni socialmente correcto, no me importa, lo único que me gusta es escribir, y eso sí que lo haré, sin la presión de si son muchos lectores o pocos, quiero los justos, los que realmente disfruten de lo que escriba. Mi situación personal ha cambiado, por lo tanto también cambiarán algunos puntos de vista, algunas reflexiones, algunos comentarios. Cambié mi estado, porque la vida es un continuo cambio, no envidio a quien no cambia ni a quien lo hace, porque a la postre, lo que queda, es lo que cada uno haya vivido y disfrutado. Así pues, poniéndome las pilas, cambiando también el diseño de mi Blog, os doy la bienvenida a quienes sigáis leyéndome. He abierto esta nueva etapa con una reflexión personal sobre un artículo sobre las relaciones que se inician pasados los cincuenta, algo que me toca demasiado de cerca, como siempre es una opinión subjetiva, porque siempre escribo desde la subjetividad, me llena el alma escribir desde y con el corazón, la mente la dejo para los eruditos y los filósofos. Espero que el camino sea próspero y largo, y me deje la estela de la seguridad personal y del crecimiento emocional, para todo lo demás tengo a personas reencontradas, amistades redescubiertas, contactos que han vuelto a mi vida y que han hecho que sea más amplia, más extensa, más rica y más plena... Gracias siempre.</div>
El Espejo de la vidahttp://www.blogger.com/profile/13392807269168692962noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669248032499977762.post-36511873525958323772019-08-27T19:41:00.001+02:002019-08-27T19:41:50.959+02:00DESPUÉS DE LOS CINCUENTA... (Retomando desde cero)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinRYoTj_He2dJOirbBNL_jsvE2svtf9GDkWDKsk6bl5-xsfVB6L3oZePK3TLhHFIKCT35Q2yZ7Hx-LxX8uHO-pZ73XuDJCFq-roOsKZx5JVF2boc3waX-SFEbGR5EdQinRhdt167-WSP0/s1600/083.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinRYoTj_He2dJOirbBNL_jsvE2svtf9GDkWDKsk6bl5-xsfVB6L3oZePK3TLhHFIKCT35Q2yZ7Hx-LxX8uHO-pZ73XuDJCFq-roOsKZx5JVF2boc3waX-SFEbGR5EdQinRhdt167-WSP0/s320/083.JPG" width="320" /></a><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;">Hay un artículo por ahí que dice que a los cincuenta es complicado encontrar pareja estable... Bueno, supongo que sí, a partir de los cincuenta todos venimos con años y daños, con taras de la vida y mochilas cargadas de manías y de imperfecciones. Adaptar las nuestras a otra persona conlleva riesgo, esfuerzo, paciencia y una lista interminable de sacrificios varios que nos hacen estar en guardia al principio, o relajarnos y disfrutar del paisaje aceptando que cada persona es un mundo y que nadie somos perfectos. Hay un pequeño fallo de comprensión, y es que todos creemos que nuestros hábitos y nuestras manías son las mejores, por lo que las que trae el susodicho son insoportables, eso es lo que yo llamo el egoísmo maduro, porque a cierta edad, igual que los niños, nos vamos volviendo egoístas, queremos que nos quieran mucho tal y como somos, pero a la hora de querer mucho tal y como son nos cuesta un poco. El mismo derecho tenemos que tienen, es decir, el respeto al espacio, a nuestros hábitos y nuestras costumbres. A los cincuenta y después acumulamos pasados, otro "gran escollo" para la fluidez confiada de una relación. Nos gusta, o eso decimos, que nos sean sinceros, pero en ocasiones una cuota demasiado extensa de la sinceridad nos crea desconfianza, celos y recelos, como si nosotras no tuviéramos nuestros propios pasados vividos y disfrutados. Cuando son sinceros y nos cuentan todo, con pelos y señales, esto es, con diferencias, disputas, infidelidades, canitas al aire o secretillos vividos anteriormente podemos comenzar a pensar que nos harán lo mismo, por lo que se nos puede disparar la lucecita del desasosiego, que lejos de cimentar y de estabilizar nos va a hacer dudar de todo o casi todo... A veces somos injustas, pedimos lo que, en teoría, deberíamos de gestionar bien, es decir, hemos pasado los cincuenta, ya queda poco para el regocijo masculino de los treinta o primeros cuarenta, cuando un señor de más de cincuenta, rondando los sesenta, decide una relación con una señora que ronda los sesenta es por "algo", y deberíamos de ir pensando que ese algo se aleja mucho de las imágenes con fotoshop, de la dureza de los glúteos y de la tersura de los pechos, tontas no somos, el tiempo lo deja caer todo, y si nos miramos al espejo y vemos arruguillas, y vemos michelines, y vemos imperfecciones tendríamos que comenzar a pensar que, por el físico precisamente no es, al igual que les sucede a ellos. Porque ellos también podrían desconfiar si se miran al espejo y ven las barriguillas cerveceras, las calvicies, las patas de gallo (que también las tienen) y la caída de otras ciertas partes, que también comienzan a caerse... Después de los cincuenta una relación puede ser todo lo placentera, lo confiada, lo alegre, lo vital, lo mutua y lo enriquecedora como seamos nosotras. Pero es verdad que cuesta, que te surgen mil dudas, que se crean mil preguntas, que nos volvemos exigentes, no sólo nosotras, también ellos, hemos conquistado nuestro espacio, somos plenas, queríamos libertad y por fin la hemos conseguido, y queremos preservarla, y ahí estamos, viviendo nuestra madurez dorada, difícil renunciar a nada, pero es verdad que a veces las renuncias a una parte te aportan crecimientos personales en otras partes... No estoy de acuerdo con el artículo leído en que después de los cincuenta nos volvemos cómodos, creo que es una década vitalista, creativa, tremendamente sincera, cuando nadie nos calla, pero es una edad en la que si se decide comenzar una relación puede ser mucho más segura que las que nacen a los treinta, cuando lo sexual manda demasiado y lo emocional pasa al segundo plano... Pues nada, yo animaría a las señoras mayores de cincuenta a que descubran cuánto de conquistadoras pueden ser, cuánto de alegres, de risueñas, de amantes, de compañeras, eso sí, después de conocer todo sobre quien llega, aunque moleste un poquito descubrir pinceladas no gratas, mejor así, confesadas, a que te asalten a la vuelta de la esquina en una sorpresa que puede molestar más... Somos cincuentañeras, con todo el bagaje acumulado, y dispuestas a ser sesentañeras llenas de vida y de mucho más bagaje, y si se vive con alguien que te complementa y te balancea el mundo mucho mejor...</span></div>
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