7 dic 2019

HA PASADO UN AÑO... Y YO ESCRIBÍ ESTO (2018 DICIEMBRE)

De pequeña quería ser mayor. Desde siempre quise ser mayor y ser escritora. Y las dos cosas las realicé en mayor o menor grado, soy mayor y escribí, sé que moriré un día, pero también sé que mis hijos podrán acariciar el lomo de novelas que pasaron sin pena ni gloria, pero que fueron el sueño realizado de su madre… Fui una niña inquieta que siempre hizo o intentó hacer lo correcto, un alma rebelde encerrada en un cuerpo obediente, incapaz de rebelarse contra las normas, incapaz de dar un disgusto a sus padres y así me llegó la adolescencia: incapaz de dar un disgusto a mis padres, incapaz de romper unos horarios… y mi alma rebelde seguía enclaustrada, y deseaba volar y nunca supe cómo. Y perdí mi niñez y se fue mi adolescencia y mi juventud la marcaron las reglas que conforman el mundo en el que me tocó vivir. Y fui feliz. Siempre lo fui, aún encerrada en una jaula de obediente aceptación, aún sabiendo que podía llegar más lejos pero que no me dejaban mover las alas más allá del alar del tejado… pero fui feliz. Igual es cierto que ser feliz es aceptar la situación y disfrutarla, aunque sepamos que no es la nuestra, que tenemos otras situaciones.

Deseaba poner cintas en mi pelo y usar minifaldas, y atreverme con escotes que dejarían sin misterio mis exuberancias, y deseaba pintarme más y poder fumar sin ocultarme, y leer sentada en el suelo sin que supusiera una “postura poco decente”… Y deseaba que mi padre aceptara que me había enamorado del chico equivocado, ese que el odiaría de por vida porque era el canalla incurable que haría sufrir a su hija, pero que su hija lo adoraba. Y deseaba viajar sin tener que arrastrar una maleta llena de latas de conservas… Se nos va la vida y no nos damos cuenta, nos paramos poco a pensar en lo que deseábamos hacer y no hemos hecho, en lo que todavía podemos hacer. Ahora escribo y me hago mayor, y pongo en mi pelo cintas y sombreros, ya no vigilo relojes porque nadie me reñirá si llego tarde, no uso minifaldas por un mero sentido de la comodidad, no uso tacones porque mis pies me salieron impertinentes y me protestan si los martirizo… Pero uso gorritas, y sombreros, y boinas, y me gusta, y me pongo escotes aunque ya mis exuberancias den poco juego, siguen dando el justo y necesario para quien, todavía, sigue siendo aquel noviete canalla que mi padre odiaría toda su vida. Sé que ya no, sé que mi padre ya no odiaría, porque él, al igual que muchos, con el tiempo descubrimos que ser feliz es lo único que importa en este valle de lágrimas…

De pequeña quería ser mayor… Y me estoy haciendo mayor disfrutando del aire, sabiendo que mis hijos me ven feliz y con eso me basta, sabiendo que en sus abrazos está el ánimo para que vuele, porque ya mis alas crecieron y me permiten llegar más allá del alar del tejado. Y porque ellos, los míos, mis hijos, lo único que me importa, son los que realmente pueden empujarme o detenerme, y me empujan, y saben que renuncié a muchas cosas, como todas las madres, como la mayoría de las madres de esta generación mía mutilada un poco, conformista un mucho… Es mi hora de hacerme mayor y de volar, y de abrazar un cuerpo que dejé escapar, todavía estoy en edad de hacerlo, porque mi corazón sigue latiendo, porque nadie sabrá nunca de los pasos no dados ni nadie morirá por mí… De niña quería ser mayor, y me he hecho mayor así, sin prisa, descubriéndome a mí misma y decidiendo por mí misma, sabiendo, a estas alturas, que no debo explicaciones, que no debo nada a nadie, que quiero ser feliz como lo fui un día, sabiendo que todo pasa, que a veces se nos escapa el aire en un suspiro y el amor se nos va por la ventana, y tenemos que aprender de nuevo a respirar, a amar y a sonreír… Y yo quería ser mayor y lo conseguí, porque personas conocidas se fueron sin atisbar siquiera la belleza de una arruga… Y hoy que soy mayor quiero ser feliz, quiero arrugarme la piel junto a la piel que amo, que mis manos se completen con venas azules y coger otras manos, que mis párpados sean flácidos y miren otros párpados flácidos, porque será señal de que, al final, cuando fui mayor, escogí bien, porque será señal de que me hice mayor y fui capaz de volver a amar, porque así comprobaré que el recorrido mereció la pena…

De niña yo quería ser mayor. Nunca, hasta ahora, tuve claro para qué… Ahora sí, porque he descubierto que a veces te haces mayor para poder hacer todo aquello que, en un tramo de la vida te fue imposible realizar, conseguir, y alcanzar… Ahora que soy mayor, sólo quiero envejecer feliz, junto a mis hijos, junto a quienes hayan decidido quedarse a mi lado, junto a la persona elegida en este último tramo que fue el primero… y así irme despacio, sin prisa, sabiendo que un día mis hijos acariciarán el lomo de un libro que escribí, una foto en la que estará mi sonrisa y mi recuerdo, y sabrán que, al final, su madre fue mayor y fue feliz…

(Encarni Barrera)

  Ha llegado el naranja otoñal que preludia al invierno, el quebrado naranja de las hojas que piso, caminando desnuda y esperando los hiel...